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MARÍA JOSÉ MONTIEL, mezzosoprano: "Los sentimientos que han movido mi vida son el entusiasmo y la ilusión"

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Autor: Agustín Achúcarro
5 de septiembre de 2016

 

  Una entrevista de Agustín Achúcarro
La mezzo María José Montiel vive la música con pasión, y mientras disfruta de la plenitud artística en su agenda figuran conciertos, recitales y ópera. Precisamente habla para Codalario el día anterior a su recital Homenaje a Granados en el Festival Internacional de Santander, y lo hace desde una habitación del hotel cuyas vistas a la bahía le evocan la naturaleza que ‘tanto le gusta’.  

¿Qué le sugieren aquella reinauguración del Teatro Real con La vida breve o su participación en  Las golondrinas?

Los recuerdos que tengo son de un gran entusiasmo e ilusión, que son los dos sentimientos que han movido mi vida. Yo me crié en una familia de músicos, mi madre pianista, mi abuelo cantante, y en casa se oía todo tipo de música de la mañana a la noche, por lo que la música fue mi día a día, mi respirar. Era la vida de mi casa y de mi infancia además de otras cosas, porque me gustaba muchísimo el campo, era muy deportista, pintaba, me encantaban las cosas relacionadas con el arte y la naturaleza. Ahora mismo mientras estoy hablando veo desde mi habitación toda la maravillosa bahía de Santander. Yo doy todos los días gracias a dios por todo lo bueno que tengo, pues vivo una constante sensación de entusiasmo por la belleza, por todo aquello que me produce una sensación de paz y tranquilidad. Lo más importante para el ser humano es la búsqueda y el encuentro de la paz.

Y sobre las dos obras en concreto…

Cuando se inauguró el Teatro Real con La vida breve yo era una cantante muy joven, hace ya casi veinte años, y tuve la suerte de encontrarme con unas personas maravillosas, como Francisco Nieva, que desde el principio creyó en mí. Recuerdo ese intermedio maravilloso en que Salud, mi personaje, estaba como sonriendo esperando a Paco, y ella cogía un ramo de claveles y terminaba llorando, y yo de la emoción lloraba en el escenario. En una rueda de prensa el gran Francisco Nieva dijo que él también se le saltaban las lágrimas de emoción al verme actuar. Y con eso me quedo de la inauguración del Real, en la que pasaron muchas cosas, propias de una inauguración, con ciertos malestares por unas u otras razones, pero yo en aquellos momentos por suerte ni me enteraba de lo que pasaba. También me quedo con otra cosa que me dijo Nieva: “Mª José tienes tanto dentro, tanta fuerza, tanto temperamento, tanta espiritualidad que solamente tienes que seguir la música”.

En Las golondrinas interpretaba el papel de Lina, que era algo agudo para mí, pero aún así el trabajo escénico de José Carlos Plaza, su forma de ver la dramaturgia y como confió en mí es lo que guardo en la memoria. He tenido la suerte de que esas dos obras fueron un triunfo teatral, y al pasar los años, aunque yo soy muy crítica conmigo misma, me doy cuenta de cuánta verdad había en esas interpretaciones. Así que me quedo con la evocación de estos dos grandes hombres de teatro, que tanto me dieron y con los que fui tan feliz.

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¿Cómo prepara los personajes?

Si han existido voy a las fuentes literarias para conocer el momento histórico, político o artístico y si no, leo la obra, el texto y sigo la música, eso siempre. Interiorizo el texto y luego lo voy introduciendo en la música y cuando he hecho este trabajo lo meto en voz, en el cuerpo, porque yo creo que la voz es todo el cuerpo, no solo las cuerdas vocales, la garganta, pues se canta con el cuerpo entero, de arriba a abajo. Y el punto de apoyo, donde nace la voz, que son cuatro dedos por debajo del ombligo, donde está el útero, donde nace la vida humana, ahí nace la voz. Todo esto me lleva a reflexionar mucho sobre la espiritualidad del canto.

Qué piensa sobre Ulrica y Dalila, papeles que ha incorporado en 2015.

Ulrica es un personaje muy difícil, muy ancho, muy grave, con un aria que no es que sea demasiado aguda, pero va subiendo de una manera no muy cómoda, y digamos que no es el ideal para mi vocalidad. Lo que pasa es que me lo pidió Zubin Mheta, que me conoce muy bien,  y yo lo llevé a mi terreno. Tengo que decir que este personaje no me ha llenado como Dalila, que es uno de los más grandes que he interpretado, junto a Amneris, Carmen o Leonora de La favorita. Dalila me ha llenado como cantante, artista y mujer, porque su música tan sensual y sexual es de una belleza inconmensurable y arrebatadora. Estéticamente el debutarla fue algo muy grande. En el tercer acto es una malvada, como una especie de espía de guerra, pero en los anteriores con sus arias empezando por la del principio y los dúos con el tenor te hace traspasar la sensualidad y llegar a la sexualidad. La seducción que ella posee es algo maravilloso de poder encarnar.

¿Y cómo ha ido evolucionando su Carmen?

La debuté en el 2002 y he tenido con ella una gran evolución, de la misma forma que yo lo he hecho como ser humano, a través de las diferentes puestas en escena, de los directores, y sobre todo a través de mi propia alma, de mi expresión, de mis movimientos, de mi pensamiento y de mi forma de ver el mundo y la relación entre los hombres y las mujeres. Y así evoluciona cada cosa que canto o cada frase que escribo que me sugiere algún libro que estoy leyendo. Según evoluciona la poesía de mi alma, que es una frase mía que me gusta mucho, porque el canto es la voz del alma.

Ahora la interpreto de manera menos dura. La vi por primera vez en Madrid, creo que fue cuando debutó el papel José Carreras allí, y yo era una niña así que ella parecía la mala, y esto no es así. Son dos pasiones encontradas y José es una persona agresiva, que tiene la mala suerte de enamorarse de una mujer absolutamente libre, que desde luego no va a guardarle fidelidad. Y aparece el tercer personaje que es el destino, el que hace que Zúñiga le descubra en la taberna, lo que le obliga a irse a la montaña con ella y ver que sigue siendo la mujer libre, que no está dispuesta a renunciar a su manera de vivir. Y entonces se plantea el o eres mía o te mato, lo que desgraciadamente estamos viendo todos los días.    

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¿Qué le supone afrontar  estrenos como el de María Moliner?

A Toni Parera le conozco de toda la vida y creó la obra pensando en mi voz y mi forma de ser. Una vez compuesta nos reunimos para trabajar juntos sobre la interpretación y ha sido un éxito unánime, algo muy hermoso. La parte que mas me llamó la atención es la última, cuando María empieza a padecer Alzheimer. Sobre eso incidimos mucho en el trabajo y fue muy emocionante, por lo que si tuviera que escoger algún momento me quedaría con ese.

Y en agosto participó en el Festival Internacional de Santander con un Homenaje a Granados.

Hacía mucho que no cantaba Granados, y llego con la integral de las Tonadillas, el cuaderno entero. Fue un compositor muy importante al principio de mi carrera; cuando debuté a los 19 años interpretaba muchas tonadillas de él. Estoy muy ilusionada, pues es un autor con una personalidad muy marcada, con una influencia muy grande de Schumann, de Chopin, y en las tonadillas se refleja  esa admiración suya sobre Goya y ese mundillo de los majos. Las tonadillas alegres tienen un punto de chispa y las tristes tienen una profundidad  que llega hasta las entrañas. Y además cuento con el pianista Rubén Fernández Aguirre, que es un grandísimo pianista, con el que me une una gran amistad y ese entusiasmo por lo que hacemos.  

¿De qué manera le influye el que una actuación vaya bien o que ocurra lo contrario?

Cuando todo va bien es como estar en el paraíso. En los conciertos suele ser así siempre y las cosas fluyen de una manera maravillosa, al igual que tiende a ocurrir cuando canto con orquesta. En las óperas, a veces surgen tiras y aflojas, enfrentamientos entre directores de orquesta y escena. No diré nombres, pero yo lo he vivido en la Ópera de París, y cuando surge una discusión, esas cosas hay que intentar sobrellevarlas, y si a uno no le toca muy directamente intentar poner paz. Pero si hay un problema muy, muy grande y se llega a una situación insoportable intento no quedarme.    

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¿Cuando termina una actuación cómo se siente?

Si ha ido muy bien me encuentro de maravilla, yo no siento ese vacío del que me hablan algunos compañeros. Si estoy satisfecha con lo que he hecho me siento alegre y le agradezco de corazón al público que me aplauda, así como a las personas que a través de un mensaje o en el camerino te dicen cosas como lo que me comentó un chico muy joven: estaba pasando por una depresión muy grande, pero te he oído cantar y ha vuelto la alegría a mi corazón.

¿Cómo organiza todas las facetas- ópera, canción, oratorios y sinfonías- de su carrera?  

Soy una cantante muy polifacética y en algunos premios que me han dado se ha reseñado esto. Creo que es una cuestión de costumbre y que nace por el hecho de que lo he vivido desde siempre, al escuchar desde niña de todo. No sería feliz yendo de producción en producción de ópera, pues necesito el recital con piano porque es la música de cámara en estado puro, y así debuté en el Ateneo de Madrid. Y todo esto sirve para sentirte más cercana al público.

¿Y cómo es Mª José Montiel fuera de los escenarios?

Es una mujer sencilla, abierta, sonriente, que le gusta muchísimo la naturaleza, estar al aire libre, me cuido la voz, mantengo mis horas de sueño, me abrigo si es necesario, pero no me obsesiona. Me gusta la pintura, el cine,  como ya he dicho, la naturaleza, y adoro a los animales, tengo una gata que tiene 16 años, y he tenido perros toda la vida.

Díganos algo en relación a sus proyectos futuros.

Tengo un concierto con la Orquesta de la Comunidad de  Madrid con su director Víctor Pablo Pérez, en un homenaje a Granados en el que también canto las Canciones negras de Montsalvatge; Edgar de Puccini con Miguel Ángel Gómez Martínez. Luego en  Mallorca intervengo en la Sinfonía Nº3 de Mahler con la Orquesta Sinfónica de las Baleares, dirigida por Pablo Mielgo, y después me voy a E.E.U.U., donde en la Florida Grand Opera interpreto Carmen, bajo la dirección de  Ramón Tebar. Hago otra Carmen en San Sebastián y la Tercera de Mahler en Málaga. También está el Réquiem de Verdi en Italia, Werther en el Massimo de Palermo y una gira por Sudamérica. En cuanto a papeles nuevos tengo esperando debutar Octavian de Der Rosenkavalier.

Fotografía: Fernando Vázquez Morago - Fidelio Artist

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