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Crítica: Martha Argerich y la Youth Orchestra of Bahia bajo la dirección de Ricardo Castro en Bolonia

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Autor: Magda Ruggeri Marchetti
13 de septiembre de 2018

Una vuelta esperada

  Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. Teatro Manzoni. 11-IX-2018. Bologna Festival XXXVII edición, Sección Grandi Interpreti. Obertura de la ópera “Genoveva” op. 81 de R. Schumann. Concierto en la menor para piano de Schumann. Sinfonia n.9 in mi minore op. 95 “del Nuovo Mondo” de A. Dvořák. Pianista: Martha Argerich. Director: Ricardo Castro.

   Tampoco este año falta a la cita del Bologna Festival Marta Argerich, acreditada artista,  muy amada en esta ciudad y conocida en todo el mundo tanto por sus excelentes dotes artísticas como por el constante compromiso en la difusión de la cultura musical y el apoyo a los jóvenes músicos. Por sus grandes méritos culturales el municipio de Lugano le confirió en 2010 la ciudadanía honorífica. No es casualidad, en efecto, que se presente con la Youth Orchestra of Bahia, fundada en 2007 por el brasileño Ricardo Castro, que es su director principal y artístico, invitado por el Gobierno del Estado de Bahía expresamente para ayudar a los jóvenes de 13 a 29 años con pocos recursos.

   La mítica pianista se exhibe en el Concierto para piano y orquesta en la menor de Schumann, compuesto entre 1841 y 1845 y ejecutado por vez primera en Dresde en 1846 con Clara Schumann en el piano. El mismo autor describe la partitura como “algo entre el concierto, la sinfonía y la gran sonata”, una especie de poema musical donde el piano dialoga agradablemente con cada grupo de instrumentos. Martha Argerich ha dado una prueba ulterior de su extraordinario talento y carisma, fruto de una perfecta disciplina formal, gran pasión y un profundo amor por la música. Con absoluto dominio de la escena y rodeada de jonvencísimos músicos, ha superado todos los obstáculos y dificultades de la partitura con agilidad y pulso seguro, fuerza y energía, ofreciendo una lectura exaltante que ha puesto de relieve su insuperable técnica. En los tres movimientos notamos un toque escueto que nunca olvida timbres coloreados. En el allegro affettuoso ofrece una musicalidad que emerge  entre los numerosos virtuosismos. El allegro vivace progresivamente impetuoso, grandioso y triunfal es  soberbio  por su sonoridad y su extraordinaria fluidez y ha entusiasmado al público arrancándole largos aplausos y ovaciones. Y Martha lo ha premiado con una maravillosa ejecución  de otra pàgina de Schumann.

   El concierto comenzó con la Obertura de la ópera Genoveva, una página admirable que es un verdadero preludio sinfónico que resume los temas de la ópera, en los que la Orquesta Juvenil de Bahía, bajo la soberbia dirección del maestro Ricardo Castro, ha sabido resaltar la psicología de los personajes: al comienzo, sobre el pianissimo de la orquesta, los violines evocan un lamento, mientras los sucesivos violonchelos, violas y fagotes subrayan la tràgica historia. De especial belleza en el centro de la ouverture es la tensión de la orquesta, que los a solo del clarinete y de la trompa realzan antes de la movimentada conclusión.

   El maestro Ricardo Castro es también un conocido pianista y sus conciertos son seguidos y aplaudidos por un público numeroso. Es el primer brasileño en recibir la Honorary Membership de la Royal Philarmonic Society junto a celebridades de la historia de la música occidental. Bajo su dirección la Orquesta Juvenil de Bahía se ha exhibido en numerosos conciertos en Europa y Estados Unidos, obteniendo siempre grandes éxitos por su interpretación emocionante y subyugante del repertorio clásico y contemporáneo.

   En la segunda parte hemos disfrutado de la Sinfonia n.9, que es la última de las de Antonin Dvořák. Como sugiere el título, fue compuesta cuando el autor era director del New York National Conservatory of Music. La cultura americana influye en Dvořák, que escribe una composición de matriz clásica, pero contaminada por la tradición autóctona. El mismo Dvořák declara que «En la Sinfonía n.9 he escrito sencillamente temas originales que encierran la peculiaridad de la música india». En efecto, en los cuatro movimientos que la componen encontramos referencias a los spirituals, a la música indígena amerindia en el segundo, al patrimonio folclórico checo, y en el último el célebre majestuoso tema del fuego. Fragmentos de esta Sinfonía se han usado en la banda sonora de numerosas películas. Dada la variedad de los temas y los ritmos, el fragmento resulta especialmente adecuado para valorizar la interpretación de la Orquesta Juvenil de Bahía, que de hecho ha encantado al público presente en la sala recibiendo calurosos aplausos y ovaciones. Entonces Ricardo Castro nos ha hablado de sus jóvenes con afecto paterno explicando que esta es la tercera generación de instrumentistas y les ha dejado ejecutar una larga pàgina, Danzón, sin su presencia. Los jóvenes  ofrecen una magnífica  música  de sabor brasileño,  palmotean y danzan con sus instrumentos y el concierto termina en un clima festivo que contagia a los espectadores  que abarrotaban la sala.

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