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Libro: «Martha Argerich. Una biografia» de Olivier Bellamy [Blatt & Rios]. Por Aurelio M. Seco

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Autor: Aurelio M. Seco
19 de octubre de 2025

Crítica de Aurelio M. Seco del libro Martha Argerich. Una biografia de Olivier Bellamy, publicada por la editorial Blatt & Rios

Martha Argerich. Una biografia

Materia divina

Por Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
Martha Argerich. Una biografia. Autor: Olivier Bellamy. Editorial Blatt & Rios. 

   Martha Argerich. Una biografia ha sido recientemente publicada en español por la editorial argentina blatt & ríos. Se trata de un libro escrito por el carismático crítico y periodista musical francés Olivier Bellamy, sacado al mercado en ese idioma en 2010 y que ahora ha sido traducido por Silvia Kot, en una edición sencilla, pequeña y práctica y una traducción eficaz. A lo largo de sus 263 páginas, Bellamy demuestra conocer hasta extremos sorprendentes la vida de Argerich, describiendo numerosos detalles de su trayectoria profesional y personal, con sus amores; su madre, Juanita; sus hijas, concursos, amigos y pianistas, ofreciéndonos un dibujo ágil, narrado con la naturalidad de una sana improvisación, un valioso estudio biográfico de este mito viviente del piano. El estilo directo, instintivo, rápido, vívido y sincero del autor, que parece contagiarse de la poética de la propia Árgerich, «porque puede», se nos asemeja a una interpretación pianística locuaz y brillante, pero sólo hasta cierto punto, porque el contenido de la publicación es en ocasiones algo exagerado, conformando el mito de forma ascendentísima, cosa por otro lado esperable hablando de una artista tan grande que, además, mantiene una cercanía personal con el biógrafo. 

   Pero no estamos ante una hagiografía pura. El autor nos muestra a Argerich con sus luces y atenuadas sombras, con sus inseguridades, virtudes y algunos humanos defectos, regalándonos pinceladas magistrales segundogenéricas, informaciones cruciales si hablamos del enigma de este genio del piano. Es en el retrato de lo íntimo donde encontramos esta biografia más interesante, al descubrírsenos de alguna manera las conexiones misteriosas entre la personalidad de la mujer y la poética de su arte. Friedrich Gulda, Julius Katchen, Stefan Askenase, Rafael Orozco, Nelson Freire, Arturo Benedetti Michelangeli, Fou Ts´ong, Horowitz, Stephen Kovasevich, Nikita Magaloff, Charles Dutoit, Daniel Barenboim, Alexandre Rabinovitch, y un largo etcétera, van desfilando por la vida de Argerich y esta atractiva biografía con la rapidez y espontaneidad de un suspiro sincero, tanto que la lectura, entretenida, se nos pasa volando y con los ojos abiertos, con sorpresa ante el desparpajo y cierto riesgo del amigo biógrafo quien, como buen literato, se la juega un tanto.

   Como hemos dicho, también hay algo de inmoderación, de mitificación. «Fue así como, durante un sueño profundo, Martha "aprendió" el Concierto nº 3 de Prokófiev, que Cucucha estudiaba en aquel momento, reproduciendo incluso una nota falsa que se le había escapado», nos dice en un sitio y, en otro: «Le bastaba leer una partitura una sola vez para conocerla». Pero si hay algo valioso en la Idea de Mito, tiene sin duda que ver con la fortaleza y pervivencia de ciertos valores objetivos. En la biografia encontramos los grandes nombres conocidos, pero echamos en falta alguno de los más grandes menos mediáticos. No está España, salvo Orozco y poco más, ni una teoría conceptualmente sistematizada del talento de Argerich, ni una Idea clara y distinta de la Poética artística. Se nos dice, sí, que la genial pianista admira, sobre todo, la sustantividad de Horowitz y Rachmaninov, pero no se nos explica en qué consiste «La genialidad» ni se nos habla de los criterios de tal grandeza. Y se cae constantemente en el mito de la «música clásica». A lo largo de la biografía nos queda claro que Martha Argerich toca rápido «porque puede», pero esa rapidez ¿qué aporta a sus interpretaciones? ¿importa o no? ¿Proviene de su inseguridad o debemos entenderla simplemente como una potencialidad de su forma de tocar? Madeleine Lipatti se quejaba de dicha velocidad, al afirmar «corre demasiado». Nikita Magaloff, sin embargo, observaba que «No se le puede pedir a un caballo de raza que marche a trote».

   No pasa nada, porque un libro escrito desde la admiración nos puede dar, aún sin lo positivo estricto, valiosa información sobre la artista. Así, el estilo directo, claro y un poco sorprendente de Bellamy nos describe, por ejemplo, a Nise, como «una mujer escandalosamente bella, era divorciada y fumaba». También que, aparte de Horowitz, nadie salvo Argerich tocó el Concierto para piano nº 1 de Tchaikovsky «con tal locura», sin saber nosotros qué quiere decir, al proponer este concepto, suponemos, como criterio de calidad. Pero esta manera de escribir de Bellamy nos parece que encierrra algo importante, hablando de poética artística, al envolverse la propia redacción en ella. Creemos que, en cierta medida, por la sustantividad del arte de Martha Argerich, que siguiendo la estela de Rachmaninov y Horowitz, se extiende al terreno etológico y literario de Oliver Bellamy, quien escribe un poco como toca Argerich. Es la potencia del arte cuando es divino, que traspasa fronteras, individuos y campos, aunque sea necesario establecer ciertos grados de divinidad.

 

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