Martin Fröst y el «Encuentro de clarinete» de Valladolid

Un reportaje de Agustín Achúcarro
Hoy miércoles 21 de febrero comienza en el Auditorio de Valladolid una serie de actividades, con el clarinete como protagonista, y con la excepcional figura de Martin Fröst como su estrella. Para guiarnos en un recorrido sobre los diversos actos contamos con Carmelo Molina, solista de clarinete de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. «En principio, todo se centra en el clarinete, pues hoy en día se hacen muchos eventos en España y el resto de Europa enfocados a un solo instrumento, así que lo comentamos con Jesús Herrera, gerente de la OSCyL, le pareció una buena idea y nos pusimos a ello».

   Este miércoles, en la Sala de cámara, se da el pistoletazo de salida con un concierto que supone la primera participación de Martin Fröst. Interviene junto a instrumentistas de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. «Un inicio fantástico –en palabras de Molina- con el Quinteto con clarinete en la mayor, K 581 de Mozart, que es una obra maravillosa, pues es de las mejores partituras de cámara que hay para clarinete». Además, Fröst y los músicos de la OSCyL, tocarán la Sinfonía en mi bemol mayor, BWV 791 y la Cantata Jesus bleibet meine Freude, BWV 147, de J.S. Bach, ambas con arreglos realizados por Alberto Álvarez; el primero para clarinete, flauta y fagot, y el segundo para quinteto de viento madera. Este concierto se hará al día siguiente en el Teatro Liceo de Salamanca. 

   Antes de seguir con las actividades previstas, Molina reflexiona sobre el clarinete y la figura de Fröst. «El clarinete destaca por su color, por lo bien que encaja en la cámara, en la orquesta, con cuerda, con viento, como solista, la verdad es que combina muy bien con cualquier instrumento. El clarinete es una prolongación de mi vida, y mi relación con él se asemeja a la labor de un atleta, pues terminas un ensayo, un concierto, y tienes que ir a entrenar, y seguir con él, pues hay que dedicarle muchas horas, pero es fantástico».

   Y del clarinete al clarinetista, del que Molina se deshace en halagos, si bien precisa que «al principio puede parecer una persona poco accesible, pero es todo lo contrario». Recuerda el solista de la OSCyL que cuando actuaron con él en el último Otoño Musical Soriano, «se mostró muy simpático y cariñoso, pues es una persona muy agradable». Y si Molina pondera el valor humano de Fröst, sus calificativos van en aumento cuando se refiere al músico. «Es lo mejor de lo mejor, técnicamente es la leche, musicalmente igual, es capaz de hacer doble, triple staccato, es un escándalo como toca. Domina todo, no hay nada malo que puedas decir de él, pues solo sería envidia». Y el músico remacha su percepción de Fröst aseverando lo siguiente: «Toca de todo lo que le des, una flecha y suena».  

   Volviendo a lo que se puede disfrutar esta semana en el auditorio vallisoletano, Molina se centra en el concierto en la Sala Sinfónica López Cobos, días 23 y 24. Un concierto de la Temporada de la OSCyL, que dirige Ryan Bancroft, actual titular de la Orquesta Nacional de la BBC de Gales y de la Filarmónica de Estocolmo. El músico sueco será el solista del Weathered (Erosionado) Concierto para clarinete de Anna Clyne. «Fröst participa en una obra poco conocida, creo que es el estreno en España, y de la que no existen referencias». Por tanto, según Molina se trata de una apuesta más que sugerente a la que hay que sumar la Suite Lemminkäinen o Cuatro leyendas del Kalevala, op. 22.  Molina recuerda que Fröst suele tocar un clarinete Buffet Crampon Siglo XXI. «Se trata de un nuevo instrumento, que consigue añadir a su tesitura el mi bemol grave, que es una réplica del sistema perfeccionado, que daba muchos problemas con esa nota». Un clarinete que el músico sueco, residente de la OSCyL, presentará en el Auditorio, el sábado, desde las 15:30h. en el Patio de las Palmeras, con entrada libre.

   Más allá del fenómeno Fröst -hace tiempo que se vendieron las entradas para sus conciertos con la OSCyL- también hay vida. «Los dos grupos que tocan son también una maravilla», sugiere Molina, para a reglón seguido dejar clara su opinión al respecto. «Les Bons Becs-que actúan en la Sala Sinfónica, el sábado, desde las 17h- es de lo mejor que he visto nunca, los escuché en Portugal hace unos tres años y me maravillaron. No es un cuarteto de clarinetes al uso, pues suman un percusionista, y lo que hacen es un show, algo muy, muy interesante». En el programa se reseña que son un grupo «con gran inventiva» que «revisita todos los registros». 

   El sábado, concretamente a las 22h, y con entrada libre interviene Babelonius Club, en el vestíbulo del Auditorio. «Esta actuación por la noche es un poquito más libre, más distendida, para escucharles y tomarte una cerveza», apunta Molina.  

   No podía faltar ni el aspecto pedagógico ni el divulgativo. El primero con dos clases magistrales: una a cargo de Martin Fröst, el sábado 24, a las 10:30h, y otra el domingo, desde las 10:30h, con el clarinetista francés Florent Héau. Las dos serán en la Sala de Cámara y con entrada libre.

   La parte divulgativa, al igual que la pedagógica, contará con la colaboración de Buffet Crampon y la tienda Ébano Instrumentos. Habrá una exposición de clarinetes que, según menciona Molina, se realizará entre la Sala Sinfónica y la de Cámara, desde el viernes, a las 18h, hasta el domingo, sobre las 13:30h, cuando termine las clases magistrales y las jornadas. «Una exposición de clarinetes Buffet Crampon, que va desde el requinto hasta el clarinete bajo, con todas las diferentes maderas que hay, desde granadillo al mopane. Habrá en torno a unos cincuenta a sesenta clarinetes, para que todo el mundo pueda probar, desde los de estudio de 500€ euros a el Buschbaum, que cuesta 13.000€».

   Difícil resistirse a no preguntar a Carmelo Molina sobre algunas cosas relativas al clarinete y sus accesorios, máxime cuando se ha referido a Valladolid como «el infierno para las cañas». «Castilla y León es de los peores sitios para que funcionen, por la falta de humedad. Con humedad vibran más y lo que aquí no va bien si lo hace en otros sitios».

   Con respecto a las manías del instrumentista, Molina no parece ser de los que más tenga. «Cuando uno está a gusto con el material que utiliza, yo prefiero no cambiar, me quedo con el vale más malo conocido que bueno por conocer». Y el clarinete solista de la OSCyL ejemplariza lo que dice: «Pruebo boquillas Vandoren, y últimamente todas están bajando la afinación y en un viaje a París, para probar instrumentos, me hablaron de esto y de que igual pasaba con la fabricación de clarinetes. ¡Imagínense! si bajan de aquí y de allí, lo mucho que me preocupa la afinación».

   En cuanto a qué clarinete comprarse el consejo es claro. «Para alguien que empieza siempre hay un Buffet, como es el de policarbonato, y luego para lanzarse al campo profesional están las series R13 y RC, hasta llegar al de madera de mopane, de color marrón rojizo, que es una pasada. Cuando lo toco me digo que lo voy a comprar, pero luego prefiero seguir con el mío». Molina se asombra de las propiedades de las distintas maderas. «¡Cómo puede haber tantos cambios entre unas y otras! Por ejemplo, el boj es una maravilla, muy flexible, pero el problema es que el material no es muy fuerte y le afectan mucho los cambios de temperatura y altitud». Una última recomendación de Molina sobre este Encuentro de clarinete en el Centro Cultural Miguel Delibes. «Aconsejo ir a ver a Les Bons Becs, que nadie sabe cuándo van a volver. A quien compre la entrada para ellos, después le van a facilitar el acceso a una pantalla para proyectar el concierto en directo de Fröst con la Sinfónica de Castilla y León, y esperamos convencerlo para que luego se acerque a saludar a todos esos aficionados que se han quedado sin entrada para verle».

Foto: OSCyL