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Crítica: Numen Ensemble en el Festival de Música Antigua Andrés de Vandelvira

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Autor: José Antonio Cantón
4 de octubre de 2022

El Festival de Música Antigua Andrés de Vandelvira acoge un concierto de Numen Ensemble con obras de Manuel García y Gioachino Rossini

Numen Ensemble en el Festival de Música Antigua Andrés de Vandelvira

Recuperación de patrimonio

Por José Antonio Cantón
Vilches (Jaén), 30-X-2022. Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel. XVIII Festival de Música Antigua Andrés de Vandelvira (FeMAAV). NUMEN ENSEMBLE. Solistas: Natalia Serrano (soprano), Juan Manuel Morales (contratenor), Ángel Luis Molina (tenor) y Luis Ortega (bajo). Director: Jerónimo Marín. Obras de Manuel García y Gioachino Rossini.

   Bajo el título Manuel García «sagrado»: Misa nº 3 actuó el grupo coral Numen Ensemble en la Iglesia Parroquial del municipio de Vilches, para ir completando la recuperación de las cuatro misas que compuso el polifacético músico Manuel del Pópulo Vicente García, que vivió a finales del s. XVIII y principios del XIX, proyecto al que se comprometió Javier Marín, director del FeMAAV, ya en su pasada edición con el estreno en tiempos modernos de su Misa nº 2, ocupando el contenido principal de un concierto que tuvo lugar en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol de Begíjar (Jaén) realizado por los mismos intérpretes. 

   Para la interpretación de esta Tercera misa en sol, cuyo autógrafo está recogido en la Biblioteca Nacional de Francia con la referencia Ms-8320, el piano fue sustituido por un órgano positivo con cierta opacidad de sonido que no favorecía la deseable misión de claro y contrastado acompañamiento del coro, con Héctor Eliel Márquez al teclado, maestro titular de este grupo coral granadino que, como el pasado año, ha contado también con Jerónimo Marín como director invitado, músico nacido en esta destacada localidad de la jienense Comarca del Condado, dato que se encargó de manifestar con orgullo a sus paisanos presentes antes de iniciar su actuación con una serena dirección del Ave Maria de Gioachino Rossini, un motete sacro que, como en el concierto del pasado año, que fue precedido con el Kyrie de la Petite Messe Solennelle del mismo gran operista italiano, sirvió para vocalizar y predisponer a la escucha del programa.

   Es destacable la conjunción de criterios de ambos músicos en el montaje de la misa, queriendo resaltar en todo momento el carácter clásico-romántico de su estilo y los apuntes belcantistas en el tratamiento de las voces, como se pudo apreciar en el cuarteto solista ya en el Kyrie después de la exaltación con la que se inicia, teniendo mayor continuidad esta expresividad en el extenso Gloria en el que, después de una introducción preparatoria del órgano, se produjeron distintas combinaciones corales que se aprecia estaban pensadas por el autor con una  clara intención dramática, acorde con los distintos relatos que se suceden en el texto. De entre éstas fue significativo el dúo protagonizado por el tenor y el bajo, volviendo a lucir éste en un solo tres intervenciones  posteriores. El pasaje fue creciendo en diversidad expresiva hasta su final, en el que Jerónimo Marín concentró en su gesto toda la energía que requiere esta parte de la misa marcando con determinación la estructura del complejo contrapunto que antecede a su conclusión.

   Parecidamente fue la orientación dada al Credo, en el que el director elevó más el sentido dramático que contiene tal declaración de fe, produciéndose uno de los momentos más brillantes del concierto, especialmente en el Et resurrexit que, desde el impulso de este gozoso grito proclamador, permitía apreciar la calidad dinámica y conjunción de voces de Numen Ensemble, favorecidas por la buena  resonancia que ofrece la cúpula, arquitectónicamente la parte más noble de este templo vilcheño construido a finales del siglo XVI que, por su particular resonancia, hacía más complicado el ajuste de las voces en el contrastado estilo fugado que, como también ocurre en el Gloria, precede a la terminación de este sustancial momento del rito eucarístico.

   A continuación fue destacable la intervención del contratenor en el Sanctus, quedando demostrada su capacidad para llevar su canto a un buen resultado, tanto en impostación como en dinámica y en emisión. La soprano mejoró su respuesta después de ciertas incidencias de coloratura habidas anteriormente, y el tenor se mantuvo brillante y resolutivo, ofreciendo siempre la sensación de seguridad que este cantante sabe transmitir.

   Jerónimo Marín supo adentrarse en el sentido piadoso que contiene el Agnus Dei, haciendo énfasis en el recogimiento emocional de profunda clemencia que contiene su preciso texto, sabiendo entender la delicadeza que quiso dar el autor a este pasaje en el que el coro dejó de manifiesto su cada vez mayor experiencia labrada por el trabajo siempre certero técnicamente de Héctor Eliel Márquez que, junto a Marín, era el otro protagonista de la preparación y montaje de este más que interesante concierto.

   Dado el buen resultado artístico que se viene obteniendo en la recuperación de este particular repertorio sacro de Manuel García, sólo queda esperar a las próximas dos ediciones del Festival para completar la realización y la audición de las dos misas que restan, primera y cuarta, que dicho músico compuso en 1818 para la colonia católica que tenía sus reuniones de culto en la Capilla de la Embajada de Baviera en Londres. Es deseable que al término de este proyecto, pueda quedar registrado fonográficamente el conjunto de las cuatro misas como iniciativa complementaria del Festival, independientemente de las grabaciones del canal de FeMAUB de sus estrenos en concierto a las que se puede acceder en la plataforma YouTube de internet.

Foto: FeMAUB

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