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Crítica: Oksana Lyniv inaugura la temporada de ópera del Teatro Comunale con «El holandés errante»

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Autor: Magda Ruggeri Marchetti
1 de febrero de 2023

Crítica de El holandés errante de Wagner en el Teatro Comunale de Bolonia bajo la dirección de Oksana Lyniv

«El holandés errante» en el Comunale de Bolonia

Un gran espectáculo

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 28-I-2023. EuropAuditorium. Der fliegende Holländer [Richard Wagner]. Peter Rose [Daland], Elisabet Strid [Senta], Thomas Johannes Meyer [El Holandés], Adam Smith [Erik], Marina Ogii [Mary], Paolo Antognetti [Timonel de Daland]. Orquesta del Teatro Comunale. Director de escena: Paul Curran. Director musical: Oksana Lyniv.

    Magnífica inauguración en el EuropAuditorium de la temporada de ópera 2023 del Teatro Comunale de Bolonia, ahora en obras, con Der fliegende Holländer. La creación wagneriana se representó por primera vez en Italia precisamente en la histórica sala del Bibiena el 14 de noviembre de 1887 y se debe recordar su génesis. En 1839 Wagner pasaba un momento difícil: su mujer Minna lo había abandonado, para volver cuando fue nombrado director del teatro de Riga. A pesar de ello seguían con problemas económicos hasta el punto de viajar apresuradamente a Londres para huir de sus acreedores en un dramático y largo viaje por mar en el Thetis, un barco demasiado pequeño para la travesía. En medio de una terrible tempestad Wagner creyó ver disolverse en la oscuridad un navío que los asustados marineros temieron que fuese el velero fantasma de la leyenda del holandés errante. El recuerdo del angustioso viaje fue sin duda una de las razones que impulsaron a Wagner a componer su obra, aunque la idea es anterior al viaje porque ya se había inspirado en las Memorias del Señor de Schnabelewopski de Heinrich Heine. Tras el viaje decidió situar la historia en Noruega, donde había terminado el Thetis empujado por la tempestad, y cambió también el nombre de algunos personajes.

    El holandés errante se estrenó el 2 de enero de 1843 en la Hofoper de Dresde. Wagner comienza en ella a tratar el tema de la redención que, mientras en la sucesiva Tannhäuser se alcanzaría solo a través de la muerte, en esta ocasión exige el precio de la fidelidad eterna de una mujer. Aquí desarrolla el motivo de fondo añadiendo elementos característicos como el deber o el destino que dominan a sus héroes. La trama es típicamente romántica: el Holandés está condenado a navegar sin reposo por los mares por haber maldecido a Dios durante una tempestad al doblar el cabo de Buena Esperanza, hasta que el amor de una mujer fiel le redima de su culpa. Parece encontrar finalmente su salvación en Senta, ya fascinada por el retrato del desdichado marino y fatalmente atraída al conocerle. Prefiere al atormentado desconocido frente al novio formal y honrado, que no comprende este hechizo entremezclado de piedad y preñado de incógnitas. 

«El holandés errante» en el Teatro Comunale de Bolonia

   Aunque todavía influenciado por la ópera italiana y por el grand opéra francés, Wagner introduce por vez primera el recurso del leit-motiv, el tema musical que define a un personaje o dibuja un sentimiento o una idea. Comienza también aquí a abandonar la estructura operística tradicional y, aunque conserva formas cerradas como las arias, baladas, dúos, etc., empieza ya su fusión, en especial para describir el mundo fantasmagórico del Holandés en contraposición al concreto de Daland y de su aldea noruega en que desembarca.

   Esta nueva producción del Teatro Comunale se vale de la dirección escénica de Paul Curran, que ha afrontado el desafío de lograr la grandiosidad necesaria en un espacio escénico carente del desarrollo vertical y de fondo adecuados para la ópera. Le son de gran ayuda sobre todo los vídeos de Driscoll Otto, que al menos cuentan con los medios de proyección de la amplia sala, las luces de Daniele Naldi y la escenografía de Robert Innes Hopkins que se ocupa también del vestuario. El primer acto está dominado por el mar embravecido, proyectado al fondo y sobre una alta estructura lateral que luego pasa a evocar la escollera del fiordo o el costado del barco de Daland. El segundo, de nuevo mediante la proyección de ventanales y elementos del techo, en el taller de Daland donde las mujeres confeccionan prendas con máquinas de coser, mientras a un lado domina un retrato del Holandés. El tercero se desarrolla en los muelles del puerto donde la bulliciosa marinería invita a la tripulación de la nave fantasma a descender y sumarse a la fiesta, mientras el vídeo proyecta salpicaduras de sangre de trágico augurio. 

   Oksana Lyniv, que ha dirigido esta obra en 2021 en Bayreuth, ha sabido subrayar los colores, las transformaciones de la armonía en terror y lirismo, crueldad y ternura, en lo mágico y lo concreto, y realzar toda la parte orquestal, en la que el compositor exhibe su arte más refinado y virtuoso, con absoluto protagonismo en el largo y grandioso Preludio a telón corrido. Una obertura impresionante que nos envuelve en una fragorosa tempestad marina, una maniferstación de la espantosa fuerza de la naturaleza. Ha resuelto todas las dificultades con atención y sabiduría sin sobrepasar nunca las voces. La orquesta la ha seguido, ofreciendo una versión deslumbrante en los momentos de pasión, y de tranquila belleza cuando el ansia se calma, emocionando en especial en las piezas sinfónicas donde demuestra una enorme potencia y compacidad en particular en los momentos de explosividad sonora y dramática.

   El cast nos ha parecido de buen nivel. Peter Rose con una voz de bajo de timbre robusto y buen fraseo borda un Daland contento de casar a su hija con un hombre rico. Su hija Senta está interpretada por Elisabet Strid, una soprano con óptima línea de canto, atractivo timbre, perfecta en el agudo, que ha sabido dibujar una mujer apasionada dispuesta a dejar a un novio tranquilo para seguir a un extranjero desconocido por el que se arrojará al mar. El Holandés es Thomas Johannes Meyer, un barítono alemán con voz muy bien proyectada, de sólida emisión, timbre maduro y óptima presencia escénica. Ha representado perfectamente la extrañeza y el misterio del personaje atormentado y tenebroso del que nunca sabremos el nonbre. Adam Smith, un tenor con voz de timbre claro, es convincente como Erik, el novio formal. Bueno también el trabajo de los comprimarios Paolo Antognetti como el Timonel de Daland y Marina Ogii, óptima Mary. El coro del Teatro Comunale y el del Teatro Municipale di Piacenza, preparados respectivamente por Gea Garatti Ansini y Corrado Casati, dan una magnífica prueba, en especial cuando los marineros noruegos se encuentran con la tripulación del holandés.

   Aun con algún aislado e injustificado abucheo, el público ha aplaudido con entusiasmo, convencido del resultado de un espectáculo de este nivel en una sede no proyectada para ello.

Fotos: Andrea Ranzi

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