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Opinión: «Una experiencia FeMAP». Por Mario Guada

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Autor: Mario Guada
5 de junio de 2024

Artículo de opinión, firmado por Mario Guada, sobre la pasada edición 2023 del Festival de Música Antiga del Pirineus

FeMAP, Festival de Música Antiga dels Pirineus

Una experiencia FeMAP

Por Mario Guada | @elcriticorn
La pasada edición del Festival de Música Antiga dels Pirineus, un grupo de representantes de algunos medios especializados de nuestro país asistimos, durante un intenso y productivo fin de semanas, a algunas de las propuestas de su programación, para descubrir las muchas bondades de este festival de verano dedicado de manera íntegra a las músicas históricas. Invitados amablemente por la organización del mismo, que encabeza su director Josep Maria Dutrèn, y acompañados por su conexión de prensa más allá de territorio catalán, Blanca Gutiérrez –a quien hay que agradecer su impecable trabajo organizativo–, pudimos presenciar tres de los conciertos programados en una edición de 2023 que contó con un total de cincuenta y cuatro conciertos en cuarenta municipios de Cataluña, Francia y Andorra, que acogieron a veintidós agrupaciones de diversas procedencias, tanto nacionales como internacionales.

   Debo confesar que no soy asiduo a los llamados festivales de verano, esos que inundan buena parte de la geografía española durante los meses estivales –especialmente entre julio y agosto–, desde el norte hasta el sur, esto es, desde los veteranas citas de Granada, Santander, Gijón o San Sebastián hasta otras más recientes, como puede ser el ciclo Clásicos en verano de la Comunidad de Madrid. Acudo cada temporada –entre octubre y junio– a cerca de sesenta o setenta conciertos, por lo que en verano intento desconectar de la música en directo. Sin embargo, esta oferta parecía irrechazable. A bote pronto, y sin analizar mucho la misma, ¿quién podría decir que no a un fin de semana en los Pirineos, una región de parajes naturales de entre los más apabullantes de España, con una gastronomía excelente, buenos caldos y un patrimonio artístico de primer orden, además de unas gentes acogedoras, para descubrir uno de las citas musicales que más ha crecido en la última década en nuestro país? Así que allá que nos fuimos unos cuantos representantes de medios especializados –sobre todo prensa escrita, pero también algo de radio–, en un AVE que conecta Madrid con Lleida en apenas dos horas, casi el mismo tiempo que tarda uno por carretera desde esta capital de provincia a algunos de los primeros pueblos del Pirineo catalán, como el bien conocido Sort, nuestra primera parada en una muy calurosa tarde de viernes a finales de julio. Esta es una localidad que suele acoger varios de los eventos deportivos más importantes cada año relacionado con el piragüismo, gracias a un río de imponente cuadal que cruza la localidad, pero que es también muy conocida por su celebérrima administración de lotería. Allí pudimos escuchar la primer propuesta de aquel fin de semana en el FeMAP, el Cor Francesc Valls en un agradable recorrido por obras sacras y profranas del Renacimiento español.

   A la mañana siguiente volvimos a coger las ruedas de nuestro autobús para dirigirnos a la localidad de Llívia, un trayecto bastante largo, por la distancia y las carreteras de absoluta montaña que hubo que transitar, pero con unas vistas que son capaces de quitar el aliento a cualquiera. Allí pudimos escuchar a los ganadores de la Salvat Beca Bach, junto al Bachcelona Consort, una joven agrupación catalana vinculada a otro festival en Cataluña del que toma el nombre, que ofrecieron a los asistentes uno concierto más del monumental proyecto que les está llevando a interpretar de forma integral las cantatas de Johann Sebastian Bach. Una iglesia, la de Mare de Déu dels Angels, de unas notables dimensiones y prácticamente abarrotada para la escucha de este concierto, encuadrado en otro de los grandes atractivos del FeMAP, los llamados «Conciertos con gusto», en los que, tras finalizar la actuación, es posible disfrutar de una degustación de productos de absoluto km. 0, en este caso unos quesos y vinos de la zona que realmente hicieron las delicias de los allí presentes, entre los que debo incluirme. Una experiencia que además permite a los asistentes la posibilidad de intercambiar impresiones con otros oyentes y con los intérpretes, que también acuden a paladear la oferta gastronómica postconcierto. La comida con la que nos agasajaron en Llívia fue un absoluto deleite, tanto por el lugar, como por el tratamiento y la oferta. Y sin querer dar envidia, baste decir que la llonganissa, las buenas carnes y un plato típico de la zona que allí descubrí, llamado Trinxat de la Cerdanya, son algunos de los manjares que a uno le esperan allí.

FeMAP, Festival de Música Antiga del Pirineus, Bachcelona Consort

   Tras aquel impresionante banquete nos dirigimos a Ger, otra localidad todavía más montañosa, un pueblo pequeño de un encanto muy especial, el típico en el que uno podría pasar los meses de verano con absoluta felicidad. Allí escuchamos, en su pequeña Iglesia de Santa Coloma, la propuesta de Andreas Prittwitz y su conjunto Lookingback, una zambra barroca en la que mezclaron barroco con flamenco y algo de jazz. Demasiada fusión para mí, he de confesar, pero el aire pirenaico le hace a uno olvidarse casi de todo... De regreso a la localidad de Alp, un precioso pueblo montañés repleto de tejados de pizarra a dos aguas, profusamente inclinados para evitar la acumulación de las nieves en los meses invernales, en el que disfrutamos nuestra última noche de viaje, la mañana de domingo nos despedimos de esta experiencia FeMAP acudiendo a la cercana y muy célebre estación de esquí de La Molina, para ascender en teleférico hasta el imponente refugio conocido como el Nido del Águila, en la cima de la montaña de la Tosa d'Alp, nada menos que a 2.537 m. Un periplo muy divertido, que incluyó un pequeño percance para aportar emoción al final del viaje, que permite al visitante –aunque si el día viene con niebla apenas facilita la visión desde la cima– disfrutar de unas vistas impresionantes, especialmente en el viaje de regreso a La Molina. Un lugar que sin duda merece una visita obligada, se sea o no amante de los deportes de nieve –en algunas ocasiones han llegado a programar conciertos allí mismo, una de las experiencias para público e intérpretes que más se recuerdan de este festival en su historia–.

   Recomendar el FeMAP a cualquiera que no lo haya visitado resulta, por tanto, muy fácil. Serán excelentemente recibidos y podrán disfrutar de algunas propuestas de gran interés musical, como varias de las que se han anunciado ya para le edicón de 2024, a celebrar entre el 5 de julio y el 24 de agosto. The Charter Choir of Homerton College, Cambridge, el consort de voz y flautas de pico Phaedrus, el quinteto vocal Vandalia, el cuarteto instrumental Barrocotout, la agrupación catalana Dichos Diabolos, el cuarteto vocal Cantoría, el conjunto portugués Ludovice Ensemble, la veterana The Rare Fruits Council o los también catalanes Vespres d'Arnadí, sin duda una de las agrupaciones más destacadas de los últimos años. Parajes de ensueño, naturaleza en estado puro, un verdor que apabulla y un sinfín de bondades gastronómicas. Incluso, si el calentamiento global no lo impida, unas temperaturas bastante más agradables de las que pueden esperarles en otros lugares de la geografía. Una alternativa muy interesante a los grandes y bien conocidos festivales, en los que descubrir agrupaciones quizá no tan transitadas como en otras citas, pero en absoluto de menor interés. Porque sí, los festivsles de verano tiene a la música como epicentro, pero también pueden ser una excusa para disfrutar de todo aquello que tienen para ofrecer más allá de lo puramente artístico. Si son apasionandos de las músicas históricas, la visita es cuasi obligada; si no, creo que realmente les va a sorprender. Eso sí, mejor vayan pertrechados con un vehículo de motor en el que poder moverse, porque las localidades no están muy accesibles de otro modo. Sólo las vistas de muchos lugares ya merecen la pena, creánme. Y pasar allí un fin de semana largo e incluso alargarlo a unos diez días le puede devolver la fe en la humanidad a aquellos cansados de ir con el piloto automático día a día, provocado por la inmediatez de la actualidad, el estrés del trabajo y la vorágine de las grandes ciudades. FeMAP es esto y mucho más. Yo lo caté, y desde luego que estoy pensando en volver en alguna ocasión venidera...

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