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Crítica: La Orquesta de Cámara de San Petersburgo en Vélez Blanco

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Autor: José Antonio Cantón
1 de agosto de 2021
Crítica del concierto de la Orquesta de Cámara de San Petersburgo y Nidia Palacios en Vélez Blanco

 Melódicas pinceladas barrocas

Por José Antonio Cantón
Vélez Blanco, 29-VII-2021. Patio de Honor del Castillo de Vélez Blanco. XX Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco. Orquesta de Cámara de San Petersburgo. Solista: Nidia Palacios (mezzosoprano). Director: Juri Gilbo. Obras de Bach, Benda, Giordani, Händel, Marcello, Pergolesi y Vivaldi.

   Una selección de conocidas arias barrocas ha constituido el contenido del concierto ofrecido por la Orquesta Cámara de San Petersburgo con la participación de la cantante bonaerense Nidia Palacios, que ha intervenido alternativamente entre otras obras instrumentales. A modo de obertura, el concierto se inició con la Llegada de la Reina de Saba, primera escena del tercer acto del oratorio Salomón de Georg F. Händel,  que sirvió de primer impulso para poner al auditorio en situación. La solista de oboe acaparó, de manera destacada, la atención por su articulado canto, teniendo su confirmación en su interpretación del Concierto para oboe en Re menor de Marcello, realizada con excelente sentido. Antes, se pudo escuchar una de las arias más apreciadas de Händel, Lascia ch’io pianga, perteneciente Rinaldo, para continuar con otra preciosa, Ombra mai fu, que abre su ópera Serse.

   La música de Bach apareció en quinto lugar con el pasaje de su Magnificat, BWV 243, Et exultavit spiritus meus, en el que la cantante utilizó esencialmente su experiencia, para continuar el programa con el Concierto nº 11 en Re menor, Rv 565 de Antonio Vivaldi, con el que los dos violines protagonistas mantuvieron un diálogo equilibrado en el primer tiempo, que no fue seguido con la misma eficacia de respuesta por violonchelo, en el que aparecieron ciertos inconvenientes de afinación. El mejor conseguido fue el segundo, Largo e spiccato, del que orquesta y solistas extrajeron las esencias de su inspiración. La prevista primera parte del concierto, que terminó discurriendo sin solución de continuidad, culminó con el aria que canta Sesto, Svegliatevi nel core, del primer acto de Giulio Cesare de Händel, con la que Nidia Palacios fue optimizando su respuesta vocal.

   Un balance sonoro a favor de la orquesta  hizo que no se disfrutara del diálogo de ésta con el clave en el Concierto en Re, BWV 1054 de Juan Sebastián Bach, produciéndose una serie de irregularidades en dinámica y articulación en el instrumento solista que no terminaron de solucionarse. La dificultad técnica que presenta esta obra en distintos aspectos no llegó a superarse plenamente, quedando al final una interpretación que no iba más allá de una mera lectura. La experiencia de escucha retomó aliento con el canto de la arietta del napolitano Giuseppe Giordani, Caro mio ben, con la que Nidia Palacios fue encontrándose más cómoda, como también ocurrió con el siguiente pasaje perteneciente al famoso Stabat Mater de Pergolesi, la ritmada y tensionada aria Quae moerebat et dolebat.

   El momento más destacado de la velada vino de la mano de un tiempo lento, Grave, para violín y orquesta del compositor bohemio Johann Georg Benda que el concertino logró interpretar con una destacada musicalidad de esmerada imitación vocal. Le siguió la exigente aria Dopo notte del tercer acto de la ópera Ariodante de Händel, todo un reto en cuanto a afinación y la colocación que requiere la voz en la emisión de los amplios intervalos que propone el autor. Pese a ello, la mezzosoprano salió airosa del empeño. Otro momento significativo fue la intervención de la solista de oboe, sorprendida al principio por un indeseado efecto frullato, en el tranquilo movimiento central del Concierto para oboe y orquesta, BWV 1059 de Bach, que llegó a repetir como bis. El concierto terminó con otro pasaje de Ariodante, la trepidante aria de Polinesso titulada Dover, giustizia, amor que levantó los aplausos del público admirando el ejercicio de coloratura realizado por la cantante. Terminaba así un programa variado en el que la melodía fue siempre la gran protagonista.

Foto: Festival de Vélez Blanco

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