La convocatoria de la Sinfónica de Castilla y León frena una posible solución para los músicos despedidos
Un reportaje de Agustín Achúcarro
Tras la no renovación de diez músicos de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, que llevaban contratados con carácter temporal entre 2 y 10 años, concretamente 4 violines, 4 violonchelos, 1 oboe ayuda de solista y 1 fagot ayuda de solista, la OSCyL realiza una convocatoria pública de pruebas de selección. Ésta va dirigida a confeccionar una bolsa de empleo para la contratación temporal de instrumentistas con la categoría de tutti para la sección de violines y ayuda de solista de fagot (En el momento de la redacción de este artículo son las únicas convocatorias hechas públicas).
Se abre así un periodo incierto en lo artístico -como ya reseñó esta publicación en su artículo anterior sobre este tema- por la manera en que cesa la relación contractual con los músicos citados y por incidir en la provisionalidad como forma de relación laboral. Conviene reiterar que los músicos de la OSCyL han manifestado todo su apoyo a sus compañeros de manera individual y colectiva, a través del comité de empresa. Recientemente, en el último concierto del curso, celebrado en Zamora, el timbalero Juan Antonio Martín leyó un comunicado, en el que, entre otras cosas, se afirmaba lo siguiente: “Queremos dedicar este concierto a diez compañeros que debido a una ley publicada recientemente no pueden continuar con nosotros, a pesar de haber superado varias pruebas de selección. Ellos son los mejores músicos que podemos tener. Con ellos la orquesta tiene un nivel que nos ha hecho que seamos una de las mejores orquestas de España. Por eso pedimos a las instituciones que doten a la Sinfónica con las plazas fijas, que actualmente están vacantes”.
Esta nueva oferta de trabajo va en dirección opuesta a las peticiones formuladas por los músicos y contradice las buenas intenciones expresadas públicamente en diversas ocasiones por algunos cargos públicos en relación al deseo de ir cubriendo las plazas vacantes con trabajadores fijos, algo que se ha hecho de manera muy limitada. La propuesta de nuevas plazas de violín es concluyente en su redacción, (se emplea el mismo texto en la referida al puesto de fagot): “Esta convocatoria tiene por objeto la realización de las pruebas de selección dirigidas a confeccionar una bolsa de empleo para la contratación temporal de instrumentistas con la categoría de tutti para la sección de violín de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (en adelante OSCyL), con el fin de cubrir las necesidades que pudieran surgir, tanto para toda la temporada como en los programas puntuales en los que sea necesario en función de la programación de la OSCYL”.
Posteriormente se vuelve a incidir en el tema cuando textualmente se da esta explicación: “la bolsa de empleo resultante de este procedimiento será efectiva hasta la realización de una nueva selección y como máximo hasta la Temporada 2018-2019”. Se insiste por tanto en la vía de la temporalidad, en un porcentaje no pequeño de la plantilla, concretamente el 12%.
Al caso concreto de los violines, con lo determinante que resulta esta sección en una orquesta, se suma el hecho de que al final de la temporada la concertino de la OSCyL fue relegada al puesto de tutti, aunque en algunos conciertos siga desempeñando su puesto anterior, tomándose la decisión de que fuera sustituida por una serie de concertinos contratados para cada actuación en concreto, sin que se haya fijado fecha y modo para el nombramiento de uno fijo, que aporte estabilidad a la sección y por ende a toda la orquesta.
La convocatoria también cierra definitivamente las puertas a los diez músicos citados en un apartado en concreto: “La resolución de este procedimiento dejará sin efecto las relaciones de candidatos resultantes de anteriores convocatorias para las secciones convocadas".
La idea de sustituir la temporalidad por contratos indefinidos no obedece ni a un privilegio, ni a un capricho, sino al anhelo de unos puestos de trabajo de calidad, pues en una orquesta es fundamental la permanencia para conseguir un mayor rendimiento.
El periodista Julio Tovar deja constancia en el Diario de Valladolid El Mundo de que la portavoz de la comisión de cultura de Podemos ha realizado una serie de preguntas parlamentarias en las Cortes de Castilla y León sobre la salida de estos músicos de la OSCyL. En ese mismo artículo Tovar apunta que “la Orquesta Sinfónica de Castilla y León despide el curso envuelta en la incertidumbre y con advertencia de movilizaciones a partir de septiembre por parte del comité de empresa” y cita las palabras de Juan Antonio Martín, miembro del comité de empresa, quien considera que “hay que dar tiempo a que los dirigentes busquen una solución, pero que están dispuestos a movilizarse en lo que sea necesario”.
El argumento esgrimido por la Fundación Siglo para el Turismo y las Artes de Castilla y León para la decisión tomada hace referencia al cumplimiento de la ley de los Presupuestos Generales del Estado, en su apartado 19.2 en cuanto a la interinidad. Es de suponer que la aprobación de esta ley no habrá pillado a los rectores de la orquesta por sorpresa y que por tanto deberían haber tenido tiempo para dentro de la legalidad actuar de manera que se salvaguardaran los aspectos referidos a la calidad de la orquesta. Por otra parte, el que se aluda a la práctica habitual de contratar de manera esporádica a músicos para reforzar la plantilla ante ciertas obras, no justificaría esta decisión, ya que la mayoría del repertorio actual de la OSCyL exige una plantilla superior a la que actualmente posee fija.
También hacerse eco del cese de relaciones laborales de la OSCyL con el fotógrafo Nacho Carretero, cuyo excelente trabajo ha ilustrado buena parte de la historia reciente de la orquesta, con una magnífica aportación a las celebraciones de los 25 años de la OSCyL, que desgraciadamente con las decisiones tomadas, en fondo y forma, han tenido un final lamentable.
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