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PEDRO LÓPEZ SALAS: «Los concursos son una experiencia muy positiva de aprendizaje»

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Autor: Agustín Achúcarro
1 de noviembre de 2025

El joven pianista español Pedro López Salas, entrevistado por Agustín Achúcarro para la portada de CODALARIO del mes de noviembre de 2025

Pedro López Salas

PEDRO LÓPEZ SALAS: «Los concursos son una experiencia muy positiva de aprendizaje»

Una entrevista de Agustín Achúcarro
Pedro López Salas es uno de esos jóvenes músicos llenos de talento, que aprenden rápido y que tienen claro lo que quieren desde muy pronto. De aquella infancia en la que jugaba al fútbol queda poco, pues en seguida les dijo a sus padres que «no quería seguir» porque lo que le gustaba realmente era «la música de los dibujos animados cuando el gato tocaba el piano». Y después llegaron los premios, como el Internacional de Jaén o el internacional de piano de compositores de España, las actuaciones y desde 2024 su perfeccionamiento en la Cátedra de piano de la Escuela Superior de música Reina Sofía. Ahora López Salas camina hacia un futuro más que prometedor, para poder materializar lo que hace pocos años era sólo un sueño, ya que desde el principio tuvo muy claro que su idea de ser un pianista profesional «fue un amor a primera vista». 

¿Los concursos son algo inevitable o es la fórmula  ideal para salir adelante en su profesión?

Pienso que sin ser algo estrictamente necesario, porque tenemos ejemplos de grandes artistas que se han consagrado sin tener que ganar ningún concurso, son obviamente una plataforma muy interesante, que te da mucha visibilidad y te hace mejorar como músico. La preparación que tienes que llevar y la presión a la que te enfrentas en un escenario te curte de cara al futuro, para ser un concertista, que es lo que yo quiero.

Háblenos de cómo surgió la idea de presentarse al Concurso Chopin de Varsovia

La posibilidad surge cuando gano el segundo premio del concurso Paderewski, en Polonia, porque existe una lista de concursos que si obtienes el segundo o el primer premio puedes acceder directamente al Chopin. Y, obviamente, al surgirme esa posibilidad decidí presentarme.

Y de ese concurso ¿qué recuerdo le queda?

Pues una sensación algo agridulce. Pienso que realicé una gran actuación y no considero que mi eliminación fuera justa, a juzgar por las críticas que recibí y no por lo que diga yo. Al fin y al cabo, eso también es importante y además me he dado a conocer a mucha gente, por lo que espero que en un futuro mi participación tenga valor.

¿Qué se aprende cuando se gana y qué cuando no?

Intento aprender de las experiencias. Muchas veces, cuando ganas,estás muy contento y el premio te puede dar nuevas oportunidades. Cuando no ganas, en según qué concursos, se aprenden otras muchas cosas, sobre todo cuando sabes por qué no has pasado, pues eso te permite reflexionar y mejorar cosas. En general, los concursos con independencia del resultado que se obtenga son una experiencia muy positiva de aprendizaje.

¿Cómo se vive el tema de la presión inherente a los concursos? ¿Qué piensa de todo aquello que, al ser una competición, puede ir en contra del sentido del arte?

Realmente es un tema un poco delicado y máxime hoy en día que parece que no se premia tanto el arte, y existe una tendencia muy conservadora en los jurados, que hace que ni siquiera gane el que más trasmite el arte. ¿Entonces qué sentido tiene el concurso? Pues es un debate muy largo, por lo que yo, como ya he dicho, me los tomo como una oportunidad para darme a conocer. El resultado será el que decidan los jueces, y unas veces estaré de acuerdo y otras no. He participado en varios concursos y tengo premios, por lo que sería hipócrita por mi parte decir que no valen para nada. Lo importante es saber relativizar su valor.

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«Pienso que en el Concurso Chopin realicé una gran actuación y no considero que mi eliminación fuera justa»

Usted también ha formado parte de un tribunal ¿Cómo  se vive esa experiencia?

Con muchos nervios. Cuando fui tribunal en el Ciudad de Albacete, el primer día me puse malo de la responsabilidad. Yo quería dar premios a todos, pero eso no puede ser, pues tienes que eliminar a gente, y la verdad es que es una situación complicada, que no lo parece hasta que te ves en ella. Realmente fue una experiencia muy bonita, que sirve también para que aclares tus propias ideas y veas qué es lo que te gusta y qué no. Llega un momento en el que tienes que parar la cabeza y decirte: esta es mi decisión, esto es lo que pienso, y no puedo ni arrepentirme, ni echarme atrás.

¿Cómo es su relación con sus profesores y qué espera de ellos, tanto en la faceta técnica como en la artística?

Tengo la suerte de que siempre he tenido muy buenos profesores y conservo una buena relación con ellos. De un profesor espero que intente sacar mi voz personal. Cada uno tenemos nuestra manera de entender la música, y no sería de mi agrado un profesor que intentara que todo el mundo tocara igual, de la misma manera. El buen profesor es el que sabe sacar lo mejor de cada uno, tanto en el terreno musical como en el técnico. 

Usted tiene una carrera incipiente, pero con una base sólida ¿Cómo reacciona cuando surgen las dudas?

Creo que es algo a lo que estamos expuestos y más las personas como yo, que tendemos a darle mucho al coco, a sobrepensar. Estamos expuestos a dudar, a creer que nos estamos equivocando, que no vamos por el camino correcto. Creo que hay que tener valentía y fiarse de uno mismo y de sus instintos, que suelen ser los que nunca fallan. Si estás contento contigo mismo, ves que existe un respaldo del público cuando das un concierto, hay que parar la mente catastrofista y seguir por ese camino. Y también al contrario, ya que a veces nos sentimos fenomenal, pero percibes que no es el camino, que no estás tocando como te gustaría hacerlo, pues no estás siendo fiel a tu manera de entender la música. Y en esa situación también tienes que hacerte caso y recapacitar.

«De un profesor espero que intente sacar mi voz personal»

«Creo que hay que tener valentía y fiarse de uno mismo y de sus instintos, que suelen ser los que nunca fallan»

El repertorio que interpreta ahora ¿cómo se ha ido conformando?

Ha sido un cóctel de todo, en parte han influido  la demanda de los organizadores y de los concursos, y eso he intentado combinarlo con mis gustos. Una combinación que no ha sido incompatible. Siempre he encontrado cosas que a mí me gustan, me apasionan, que son las apropiadas para tocar en un concierto o un concurso. Los pianistas tenemos un repertorio muy vasto, por lo que podemos elegir.

A la hora de incorporarlos a su repertorio ¿qué compositores le han llamado la atención y por qué?

Yo realmente, quizá por el concurso, ahora estoy muy metido en la música de Chopin. Yo diría que es un compositor que me ha comunicado de manera muy especial, lo recuerdo como uno de mis compositores favoritos desde niño. También me gustaría romper una lanza por los autores españoles, que creo que deberían tener más repercusión de la que tienen a nivel internacional. Albéniz, Granados, Falla o Turina han creado grandes obras. La Iberia de Albéniz es una de las más grandes partituras creadas para piano. Es una música con la que también he conectado mucho. Y por supuesto, señalaría a los compositores del romanticismo.

Existe algún compositor del que tenga ganas de tocar su obra, pero piense que hay que esperar todavía un poco para hacerlo.

Bueno, más que eso en concreto, lo que me ha pasado es que he tenido  ganas de montar un repertorio del que no he encontrado el momento de hacerlo, y se me ha quedado esa espina clavada.

¿Cómo se plantea abordar una obra que ya ha interpretado?

Justo en ese proceso estoy ahora, releyendo partituras que toqué hace algunos años. La verdad es que se cambia la perspectiva, y por lo menos en mi caso la digitación. Con el paso de los años, uno va cambiando y cuando lo haces todo varía. Noto que la aproximación musical no será muy distinta, pero las cosas que haces a nivel físico, al interpretar, sí cambian mucho.

Se involucra en el repertorio actual.

Hasta hora he estado muy centrado en Chopin, pues en el concurso se pedía tocar dos horas y media de su obra. Y estoy en esa etapa en la que necesito pensar qué repertorio puedo abordar. Ahora, concretamente, estoy releyendo la Sonata de Bartók, algo que me apetecía por el contraste con Chopin. Estoy en esa fase que necesito pensar qué debo incorporar nuevo y si deseo releer algo de lo que ya he hecho.

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«Yo diría que Chopin es un compositor que me ha comunicado de manera muy especial»

«Iberia de Albéniz es una de las más grandes partituras creadas para piano»

¿Y de la sonata de Bartók qué destacaría?

Estoy redescubriendo la digitación y me pregunto cómo podría poner esos dedos hace cuatro o cinco años. Eso como lo más visible. Y luego diría que  en cuestiones musicales, he notado diferencias, como es una mayor atención al detalle, a la articulación e incluso al tempo.

¿Podría relatarnos cómo es un día tipo de trabajo en su vida?

Un día normal, en Madrid, pues me levanto no excesivamente pronto, sobre las 9h, porque luego estoy casi todo el día estudiando. Me voy a la Escuela Reina Sofía, y a lo mejor estudio hasta la hora de comer. Después sigo estudiando hasta que regreso a casa. Y eso lo alterno con otros días que son más sencillos, en los que obviamente estudio, pero aprovecho para salir con los amigos, ir al cine o al gimnasio.

¿Cómo afronta el estudio de una partitura que ve por primera vez?

Para mí su escucha es un factor muy importante. Antes de empezar a tocar una obra al piano me gusta saberla. Rara vez toco una partitura sin previamente saber cómo suena. Al tener oído absoluto es más fácil tocarla cuando ya la tengo en la cabeza. También intento que no me condicionen las grabaciones, porque muchas veces eso te puede condicionar. Prefiero estudiar varias grabaciones, con distintos puntos de vista, y no quedarme con una sola, pues no tengo ninguna intención de replicarla.

«Rara vez toco una partitura sin previamente saber cómo suena»

«Al tener oído absoluto es más fácil tocar una obra cuando ya la tengo en la cabeza»

¿Es muy puntilloso con los afinadores?

No soy muy quisquilloso, les dejo hacer su trabajo. Puedo comentar algo relacionado con el sonido, que sea de esta manera o aquella, o alguna cosa con el rango de profundidad de los pedales. 

Y qué prefiere, en función del repertorio, ¿el piano antiguo o el moderno?

A ver, pienso que si Bach o Mozart pudieran escuchar el piano actual ese sería el que querrían. Por otra parte, el poder tocar con instrumentos antiguos es una experiencia maravillosa. Yo toqué en le festival de Chopin, y lo hice con un piano de época, y la experiencia fue muy interesante. Pude estudiar en él durante una semana para hacerme con su pulsación. Y eso te permite darte cuenta de por qué los compositores escriben ciertas cosas. Por ejemplo, de pedalización. Si te preguntas cómo pudo poner determinado pedal Beethoven, pues no tiene ningún sentido en uno actual, lo entiendes si lo tocas con uno de época, pues te das cuenta de las razones por las que lo escribió así. Quitando estas cosas, considero que el piano moderno está capacitado para ajustarse a cualquier tipo de repertorio.

¿Tiene pianistas favoritos?

No tengo ninguno en concreto, pero sí hay muchos de los que admiro cosas muy diversas, tales como Horowitz, Sokolov o Volodos. Habría una lista muy larga, pues me gusta quedarme con lo bueno de cada uno.

¿Cómo hace para fusionar técnica y arte?

La técnica está al servicio de la música, y así es como hay que entenderlo. Quizá se está perdiendo actualmente el norte, y parece que es un poco al revés, y eso es un gran error. Para mí la técnica es la herramienta para llegar a una interpretación musical más apropiada.

¿Cómo se comporta antes, durante y después de un concierto?

Me definiría como una persona bastante intensa, pues lo vivo todo de manera muy especial. Antes de salir a tocar tengo esa adrenalina y ese nervio que intento que te potencie lo bueno, las ganas de salir y expresarte. En el escenario hay momentos y momentos, obviamente, pero generalmente disfruto, pues me gusta mucho tocar en público. Y si todo acompaña, se crea una experiencia única. Y después, queda el haber compartido la música, ante tanta gente, y a veces la autocrítica, que es inherente a nuestra profesión. Depende de los conciertos, pues he tenido momentos en los que ni tan siquiera he podido dormir, pensando en lo que sucedió ante determinado compás. Generalmente intento cortarlo, y además lo normal es que sienta satisfacción ante lo realizado, y me quede con eso. Hay cosas en las que uno debe trabajar sobre ellas y otras que son lógicas en la vida de un concertista, y por tanto procuro olvidarlas.

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«La técnica está al servicio de la música, y así es como hay que entenderlo. Quizá se está perdiendo actualmente el norte , y parece que es un poco al revés, y eso es un gran error»

«He tenido momentos en los que ni tan siquiera he podido dormir, pensando en lo que sucedió ante determinado compás»

Y cuando está delante de una orquesta, ¿cómo suele ser su relación de trabajo con los directores?

He tenido muy buena relación con todos los directores con los que he tocado, he sentido mucha complicidad, nos hemos entendido muy bien. No recuerdo haber tenido ni una sola mala experiencia en la que tuviéramos ideas muy diferentes sobre determinada obra, que no nos pusiéramos de acuerdo, que hubiera un tira y afloja.

¿Qué le aporta la música de cámara?

Es algo maravilloso, un lujo que desde que estamos en el conservatorio podamos hacerlo. Es algo que mantengo sobre todo de cara a algunos concursos, en los que exigen una prueba de cámara. 

¿Qué destacaría del recital, la música de cámara y la orquesta?

Del recital, subrayaría esa libertad que te da el estar tu solo en el escenario, el que no dependes de nadie más y tienes la libertad para expresarte como quieres, y dejar que surja la espontaneidad. En cámara y orquesta, estás más condicionado, y se supone que tienes que ceñirte a lo que debes hacer y has preparado en los ensayos. Por otra parte, en los conciertos con orquesta tienes el apoyo de otros músicos y comunicar esas ideas con el director, convirtiéndose la relación en un todo. En cámara, destaco el poder compartir ideas, hablar sobre un determinado fraseo, y que eso te ayude a cambiar tu forma de ver las cosas. Todas son muy enriquecedoras.

Usted también ha compuesto.

Solía componer más hace unos años, incluso compuse el Himno de mi antiguo instituto -Instituto bachiller Sabuco- en Albacete. Me encanta componer, pero diría que últimamente no he podido dedicar el tiempo que me hubiera gustado, pues es algo muy absorbente. Es complicado estar preparando una obra al piano, y tener que parar porque se te ha ocurrido una idea para componer. Es una actividad que, de momento, no encuentro la manera de compaginarla con el piano. Espero poder retomarlo otra vez.

«Pienso que si Bach o Mozart pudieran escuchar el piano actual ese sería el que querrían»

¿Cómo se plantea su futuro?

A mí lo que me gustaría es dar cada vez más conciertos, pues lo que me apasiona de la música es el momento en el que estás en el escenario y puedes cambiar el estado anímico de una persona. Para mí, el ideal sería crecer como concertista.

¿Qué proyectos de futuro se avecinan?

Ahora estoy descansando tras  el Concurso Chopin. Trabajo en el lanzamiento de un disco, que lo va a producir el Festival Classiche Armonie, en Italia. Yo he tocado allí y se grabó en vivo para lanzarlo en varias plataformas. Es una grabación dedicada íntegramente a Chopin. En un futuro, tengo que plantearme otros conciertos y otros concursos.

 ¿Todo este desgaste de un intérprete hará que se prepare para evitar lesiones? 

Realmente intento hacer ejercicio para prevenirlas, así que voy al gimnasio a realizar ejercicios que me ayuden a proteger la zona lumbar. También hago otros deportes que son menos recomendables, pero de forma esporádica, como el tenis. Intento hacer ejercicios que me ayuden con la espalda, como el pilates o la natación.

¿Y cómo es fuera del mundo del piano?

Me gustan las cosas normales, quedar con amigos, compartir experiencias, leer libros, ver películas y series, y obviamente, escuchar música.

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