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Crítica: «Pelléas et Melisande» en el Maestranza de Sevilla

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Autor: José Amador Morales
31 de marzo de 2022

Michel Plasson y Willy Decker y dirigen la parte musical y escénica de la ópera Pelléas et Melisande de Debussy en el Teatro de la Maestranza de Sevilla

«Pelléas et Melisande» en el Teatro de la Maestranza de Sevilla

Inolvidable Pelléas et Melisande


Por José Amador Morales
Teatro de la Maestranza de Sevilla. 26-III-2022. Claudio Debussy: Pelléas et Melisande. Drama lírico en cinco actos y doce cuadros. Edward Nelson (Pelléas), Mari Eriksmoen (Melisande), Kyle Ketelsen (Golaud), Jérome Varnier (Arkel), Eleonora Deveze (Yniold), Marina Pardo (Geneviève), Javier Castañeda (Médico/Pastor). Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza (Íñigo Sampil, director). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Michel Plasson, director musical. Willy Decker, director de escena. Producción de la Staatsoper de Hamburgo.

   Resulta curioso comprobar algo que se repite habitualmente en los teatros líricos de nuestro país cuando programan por primera vez (o desde hace mucho tiempo) un título relevante del repertorio, generalmente del siglo XX o contemporáneo, pero inhabitual para su público. Y es el hecho del cuidado, del mimo a la hora de elegir la producción correspondiente y de seleccionar el reparto protagonista, hasta el punto de que resulta difícil asistir en estos casos a presuntos experimentos, lunares o extrañas concesiones; y esto es algo que sí sucede con relativa frecuencia en la reposición de títulos más tradicionales. Es el caso de este Pelléas et Melisande en el Teatro de la Maestranza, cuya pulida puesta en escena nos recuerda en este sentido a casos pretéritos como The rape of Lucretia de Britten, Doktor Faust de Busoni, Lulu de Berg o Der König Kandaules de Zemlinsky en el mismo coliseo.

   Para hablar de precedentes del Pelléas et Melisande de Debussy en Sevilla debemos remitirnos al 31 de octubre de 2004, fecha en la que tuvo lugar la única interpretación de la partitura del compositor francés hasta el presente. Fue en el mismo Teatro de la Maestranza y en una versión en concierto dirigida por Marc Soustrot, curiosamente actual director titular de la Sinfónica de Sevilla, y protagonizada por Gérard Théruel, Ángeles Blancas y Franck Ferrari

«Pelléas et Melisande» en el Teatro de la Maestranza de Sevilla

   Casi dos décadas después nos viene esta extraordinaria propuesta escénica – ahora sí – que Willy Decker firmara para la Staatsoper de Hamburgo que, una vez vista, hace merecida justicia a la fama que le precede. Hacía tiempo que no asistíamos a una producción que respondiera con este nivel artístico a la hondura consustancial tanto al libreto como a la partitura. El director de escena alemán propone una estética de gran carga expresiva, sustentado en una escenografía diseñada a caballo entre la concentración sintética y la simpleza geométrica afín a un minimalismo elemental, una cuidada luminotecnia y un sutil pero riguroso trabajo en cuanto a la dirección actoral. Con muy pocos pero significativos elementos de gran potencial conceptual, el simbolismo inherente a la obra se presenta aquí sabiamente determinado: el pozo y el destino, el hielo y la frialdad emocional, la escalera y la búsqueda, la oscuridad y la pérdida, los sofás chester y las convenciones del hogar burgués (y su decadencia cuando éstos aparecen tapados con sábanas), la torre y lo inalcanzable, la manzana y el pecado… 

   La excelente propuesta de Decker tuvo una excelente contrapartida en el ámbito musical. En primer lugar por la exquisita y poderosa dirección de Michel Plasson que, desde ese très modéré del primer compás, nos hizo sucumbir irremediablemente en la fantasía del universo creado por Claude Debussy y Maurice Maeterlinck. Con un planteamiento casi camerístico de partida, el anciano maestro francés (¡88 años!) logró un exquisito equilibrio entre el preciosismo instrumental y una sabia dosificación de la intensidad orquestal, poniendo así de manifiesto la enorme belleza de la partitura de Debussy, sí, pero también su gran calado expresivo per se. La imbricación voces-orquesta con el apartado teatral, fue otro de los logros de la interpretación del actual director honorario de la Sinfónica de Sevilla. Una orquesta que, indudablemente espoleada y motivada, ofreció una calidad de sonido única en lo que fue una de las mejores prestaciones que se le recuerden. Lástima que los deliciosos interludios que separan cada escena a telón bajado fuesen recibidos por el público con irresponsable desconexión cual sección de publicidad televisiva, con audibles susurros y encendidos de móvil.

«Pelléas et Melisande» en el Teatro de la Maestranza de Sevilla

   A nivel vocal el reparto mostró en términos generales una gran homogeneidad y eficacia idiomática, encabezado por una estupenda Melisande de Mari Eriksmoen, de cálido y hermoso timbre que manejó con una conveniente musicalidad. La soprano noruega posee un registro central sudiciente que le permitió sortear con holgura el continuo recitado expresivo de su parte. Así mismo, su presencia escénica ayudaba sobremanera a una recreación teatral impecable. Como su Pelléas, encarnado por un Edward Nelson cuya atractiva voz de barítono lírico sorteó con aseo las dificultades que le plantea su comprometida tesitura aguda en el cuarto acto, si bien su caracterización fue algo lineal. Todo lo contrario que Kyle Ketelsen, de instrumento claro y con evidentes desigualdades de emisión, sí, pero con un empuje y una gran capacidad interpretativa para esculpir los claroscuros de la personalidad atormentada de Golaud, que acabó por ofrecer un retrato ciertamente redondo de su personaje. Eleonora Deveze supo captar el aire a un tiempo cándido, bisoño y un tanto melancólico del niño Yniold: el contraste con la rudeza de Golaud en la última escena del acto tercero, aquí magníficamente cincelada por Plasson desde el foso, fue probablemente uno de los momentos más conseguidos de la velada. Jérome Varnier fue un poderoso Arkel, de gran presencia vocal que utilizó para dotar al venerable patriarca de una intrínseca autoridad, sólo mermada en su limitado ascenso al agudo en el cuarto acto. Marina Pardo compuso una Geneviève con evidentes problemas de afinación y de voz en exceso ajada, mientras que Javier Castañeda remató el reparto de forma eficaz en su doble cometido de médico y pastor. 

Fotos: Teatro de la Maestranza de Sevilla

«Pelléas et Melisande» en el Teatro de la Maestranza de Sevilla
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