El guitarrista español Rafael Aguirre, entrevistado por Aurelio M. Seco para la portada de CODALARIO en el mes de junio 2025
RAFAEL AGUIRRE: «Me gusta convertir la guitarra en un instrumento lírico»
Una entrevista de Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
Rafael Aguirre es uno de los más importantes guitarristas del presente. Afincado en Ciudad de México, desde donde afronta una intensa agenda de conciertos a ambos lados del Atlántico, Aguirre se viene distinguiendo desde hace años como un artista especial, como un guitarrista cuya pasión excede el campo de este instrumento tan difícil de tocar y tan español, para dotarlo de un matiz poético de inusual profundidaz. La mirada de Rafael Aguirre parte del instrumento para dirigirse a un mundo más sofisticado. Sus preguntas trascienden la guitarra y abarcan el campo entero de la música y del arte. Entre sus grandes cualidades musicales, que incluye su interés por la dirección orquestal, no encontramos un ápice de impostura. Su cultura subjetual, nutrida, inquieta, apasionada y fresca, conecta las artes y artistas en una búsqueda precisa que, en él, resulta tan natural como inédita en tantos otros. No encontramos en su arte lo banal ni lo cursi; ni el idealismo vácuo ni el frío formalismo. Hay una musicalidad natural y reconfortante, de técnica hermosa. De su mezcla poética surge un calor atractivo, que engarza el pasado y el presente tratando de dar respuesta a preguntas que pocos son capaces de plantear y que los más grandes responden tocando. No nos extraña que, en su currículo, la línea de continuidad provenga de Andrés Segovia y Narciso Yepes.
Usted ha decidido vivir en Ciudad de México, ¿por qué?
Mi esposa es de México, un país al que yo ya había venido mucho. Aunque yo soy de Málaga y tengo muchos compromisos en España, en realidad ya había vivido en ciudades como Berlín, Londres, Madrid, donde he estado viviendo durante 8 años… y México es un país que conozco muy bien, una tierra vecina de Estados Unidos en la que ya había realizado giras de conciertos.
¿Así que vivió en Alemania?
Sí, en Düsseldorf fui profesor de la Universidad Robert Schumann durante 10 años.
México se ha convertido en una oportunidad para muchos españoles.
Ciudad de México tiene alrededor de 23 millones de habitantes. Siempre había pensado en mudarme pero no se había dado la oportunidad. En 2023 yo debuté en la Sala Grande del Carnegie Hall de Nueva York. Era la primera vez en 23 años que sonaba el Concierto de Aranjuez en esa sala mítica. Una semana después debuté en México y firmé con la agencia Arabella Arts. Se dio cierta coincidencia. Soy una persona muy inquieta y cada ciertos años me da ganas de mudarme, expandir mi carrera y llegar a otros públicos, no sólo el clásico. En los últimos años, en las redes sociales he tenido mucho éxito en toda la comunidad iberoamericana
¿Ha sido importante para su carrera fichar por Arabella Arts?
Es una agencia importante que tiene representantes en todo el mundo y es muy joven. Nació en 2021, pero ya ha fichado a artistas como Vengerov o Goerne. Ahora que parecen haberse puesto de moda las agencias tipo boutique, ésta es muy dinámica y muy joven. Están arrasando. Cada vez que entro en su página han fichado a otro artista importante. A Stefana Atlas ya le había hablado de mí mucha gente, incluida Guiomar Blanco, y vino a verme al Carnegie Hall. Ahora acabo de conseguir mi debut con la Sinfónica de Baltimore en octubre de 2025.
«En octubre de 2025 debutaré con la Sinfónica de Baltimore»
Así que piensa seguir afincado en México.
Es que es un país que está en ascenso económico. México es el país que está manteniendo las relaciones económicas bilaterales más grandes del mundo con EEUU, que de momento es el más poderoso del planeta. Tiene ciertos problemas, pero también un potencial muy grande, y está creciendo mucho a nivel industrial, con empresarios muy fuertes. Además, los mejicanos son personas muy simpáticas. Con que los motiven un poco pueden convertirse en una de las grandes potencias del mundo. Aquí veo a muchos españoles con frecuencia, algunos residentes en España: escritores, conferenciantes, banqueros, artistas… Se está convirtiendo en un mercado inmenso.
A mí me lo dijo mi esposa, si tú tienes éxito en México… Es una tierra que siempre ha tenido una relación muy fuerte con España. Es impresionante, por ejemplo, ver el edificio institucional del BBVA en México.Además, el trato que nos dan a los españoles es de mucha admiración, de ayudarnos. Nos unen lazos muy fuertes. Hay artistas como Shakira o Enrique Iglesias que empezaron aquí su carrera. Shakira estuvo viviendo en Ciudad de México durante un tiempo. Ahora que se acaba de estrenar la última edición de la película Misión imposible, Tom Cruise vino personalmente a México a presentarla. Vienen personalmente todas las estrellas de Holywood, porque saben de la importancia del lugar.
Luego, a nivel musical, yo llevo tocando música latinoamericana desde pequeño. Casi me gusta más que la propia música clásica. Yo me crié con la música latinoamericana. Los guitarristas tocamos mucho folclore latinoamericano. Nos criamos con tangos de Piazzolla, también con músicas mexicanas, como por ejemplo de Manuel María Ponce. De la misma forma, en latinoamerica se crían tocando mucha música española. La guitarra quizás sea el instrumento donde más claramente se ve esto.
¿Cómo lleva los viajes continuos a ambos lados del Atlántico?
Estoy acostumbrado desde muy joven y, por fortuna, cada vez lo llevo mejor. No sé si es porque me he ido haciendo más mayor, pero se me están quitando los nervios. He descubierto que duermo cada vez más horas y se me hace más llevadero. Hace un año empecé a hacer pesas y ejercicio y he notado que en el avión ya no tengo problemas musculares, que me daban más con 25 años que con 40 que tengo ahora. Intento hacer todo el ejercicio que puedo a diario, caminar mucho. Así que cuando paso muchas horas sentado lo llevo mucho mejor.
«México se está convirtiendo en un mercado inmenso»
En el currículo de su página web habla de una línea de continuidad con Narciso Yepes y Andrés Segovia.
Yepes fue quien hizo que me enamorara de la guitarra. A Segovia lo descubrí más tarde. Me influyó su vibrato, sus colores… Intento no obstante incorporar las características de la guitarra moderna. La guitarra es un instrumento que ha crecido tanto… El nivel técnico es mucho más alto hoy que antaño. Se toca con menos errores. El fraseo en la actualidad se va pareciendo más al que hacen pianistas, violinistas… Cuando Segovia empezó, la guitarra no estaba en los conservatorios. En EEUU había muy pocas escuelas, que yo recuerde una que tenía guitarra. Yo intento no perder esa esencia a la hora de tocar. Si uno ve a artistas como Alfred Cortot y lo comparamos con un joven pianista de hoy, no es el mismo nivel de poesía. En cualquier caso, insisto en que ahora hay un nivel técnico mejor. Lo único es que cuando se da tanta importancia a la técnica, tiende a homogeneizarse la forma de tocar. Da igual a donde vayas. Es una especie de globalización. Creo que es importante entender cómo eran los guitarristas del pasado, pero también crear tu propio sonido sin olvidar el desarrollo técnico.
Antes el mundo de la guitarra era menos endogámico, y por el efecto de Andrés Segovia los guitarristas empezaron a unirse, lo cual estuvo bien. Guitarristas como Alirio Díaz o Regino Sainz de la Maza eran artistas de un nivel cultural muy alto. Se juntaban con escritores, con pintores… Segovia tenía el mismo representante que Arthur Rubinstein. Antes había que luchar más, se hacía más esfuerzo, había más valores.
«Si uno ve a artistas como Alfred Cortot y lo comparamos con un joven pianista de hoy, no es el mismo nivel de poesía»
¿Qué ha quedado de la guitarra de 10 cuerdas de Narciso Yepes?
No ha trascendido mucho. Personalmente es una guitarra que yo no tocaría porque en mis conciertos incluyo, por ejemplo, flamenco: obras de Sabicas, Paco de Lucía… Yepes incorporó esas cuerdas sobre todo para hacer música barroca, porque te dan una profundidad que se parece al laúd o al órgano. Fue interesante, porque le dio un toque a nivel artístico que lo hizo más personal. Sin embargo, luego no ha trascendido tanto. Se han hecho guitarras de 8 cuerdas, y se hacen transcripciones de obras de Brahms, Ravel… A mí me parece que la guitarra de 6 cuerdas es tan difícil de tocar... Tener más cuerdas te obligaría a extender el pulgar… Los grandes guitarristas de hoy se han quedado en las 6. Se le han hecho los grandes encargos para el instrumento, y puso la guitarra en los conservatorios. Fue un pionero. Estaba Francisco Tárrega y luego Andrés Segovia.
¿La version del Concierto de Aranjuez de Paco de Lucía no le parece una de las más importantes?
Su versión tiene mucha influencia flamenca y Paco de Lucía era el guitarrista flamenco más dotado. A mí me gusta su versión, pero me parece que también hay cosas que faltan, porque al final el Concierto de Aranjuez no es una obra flamenca. Sin embargo, cuando escuchas a los guitarristas clásicos hacerla, también parece que les falta «chicha». Yo creo que no es una obra que haya que tocar de forma académica. A veces a las versiones clásicas les falta acentuación, gracia. El comienzo en los rasgeados… Ahí se ve quién ha tocado un poco de flamenco y quién no. Esta partitura es como el Concierto para piano de Chaikovsky para los guitarristas, pero lo que diferencia el Concierto de Aranjuez de una partitura de Brahms o Tchavikovsky es que la obra española es mucho más folclórica. Quizás por eso cuando la programan en el extranjero la gente prefiere que la toquen guitarristas españoles. A un pianista, en cambio, no se le exige ser ruso para hacer el Concierto nº 2 de piano de Rajmáninov.
En el caso de Rodrigo, hay que tener suficiente cultura para reconocer los elementos e incorporarlos a tu formar de tocar, donde puedes meter también tu personalidad, pero yo soy de la opinión, en general, de que la personalidad del intérprete tiene que venir después de esa comprensión del estilo, porque en el caso de Rodrigo está Rodrigo y está el estilo. El intérprete tiene que poner un poco de lo suyo pero no debe ser lo que predomine. La partitura debe decirle lo que debe hacer y luego uno añade su toquecito personal.
¿No tocaría como Cortot?
Yo no tocaría como Cortot, pero tampoco diría que me parece malo o bueno. En general, cuando escucho algo o a alguien que no me gusta, intento quedarme con lo que sí me gusta. Alguien que, por ejemplo, toca con muchos errores pero tiene un nivel musical muy alto. Aunque yo no tocaría como Cortot, sí me quedo con la emoción que él puede tener al tocar, aunque yo no aplique los silencios igual de largos. Yo me siento más cercano a un músico como Daniel Barenboim, que está muchísimo más centrado en el análisis de la pieza, pero sin tanta libertad. Aunque tampoco podría decir que uno es mejor que otro. Habrá cosas que te gusten y cosas que no.
Yo no soy tanto de analizar la partitura, pero sí me gusta Barenboim, porque me parece que en su trabajo se combina el conocimiento de la partitura con una espontaneidad muy grande. Cuando Barenboim toca algo, parece que lo hace por primera vez. Otros grandes músicos y directores no tienen ese nivel de espontaneidad. Ahí también influye la pasión que puedes tener cada noche.
¿Horowitz?
Me gusta Horowitz y Andras Schiff. Aunque el primero me parece que es más exagerado en su manera de tocar, los dos me producen el mismo nivel de entusiasmo. Yo creo que de lo que se trata es de que cada pianista debe de ser honesto.
Cuando voy a un concurso de guitarra y tengo que juzgar, lo hago según la interpretación de ese momento. Pienso que hay que quedarse con las cosas buenas que posee cada uno. Un buen síntoma es que yo tenga ganas de ver a un intérprete tocar en directo.
¿Y cómo es la personalidad de Rafael Aguirre?
No lo sé. He tocado tanto repertorio... A veces me sorprendo cuando la gente dice cosas sobre mí. En ocasiones me he dado cuenta de que el crítico está poniendo cosas que yo sí he intentado hacer… y al contrario. Creo que soy una persona bastante versátil, quizás por cómo son mis intereses. Me gusta mucho la parte lírica de la guitarra, hacerla cantar, convertir a la guitarra en un instrumento lírico, no de acompañamiento. También me gusta trabajar el lado técnico y llevarlo a los límites más altos, e intento beber de las tradiciones, de Agustín Barrios, Segovia… son dos autores que fueron vitales para mí. Cuando oigo a Barrios tocar sus valses me parece Rubinstein tocando el piano. Hace cosas que no se las he visto ni a Segovia. O Alirio Díaz. Celibidache dijo que era el mejor guitarista del mundo. Y Celibidache nunca nombró a Andrés Segovia. También me gusta aprender de la dirección orquestal. Como sabe, he recibido clases de Garcia Asensio y, aunque no me he atrevido a estudiarlo más a fondo, siempre me fijo en los movimientos de la batuta del director para aprender sobre el fraseo de la música. A veces, más que tocando, me estoy dirigiendo a mí mismo u orquestando. A veces veo que hay solistas que van por un lado y la orquesta por otro. No veo comunión. Yo entiendo los conciertos como un diálogo entre los músicos y el director. Un solista necesita tener bueno oído para tocar con la orquesta.
«Me siento cercano a la forma de hacer música de Daniel Barenboim»
Hábleme de Miguel Ángel Gómez Martínez y Jesús López Cobos, con quienes trabajó.
Tenían dos personalidades muy diferentes. Los dos me parecían personas que tenían un puntito de timidez, si los comparo con otros, y cómo les costaba hacer cumplidos… Ambos tenían un gran nivel de seriedad en el trabajo, en el buen sentido. Eso me gustaba mucho. Con Gómez Martínez hice La vida breve durante la Pandemia, 7 veces, con Ainhoa Arteta. Creo que ambos tienen en común cierto gusto por la escuela germánica. Puedo decirlo porque he vivido en Alemania. Me hubiera gustado trabajar más con los dos, porque son generaciones muy cercanas, artistas que hicieron mucha carrera internacional. A Jesús López Cobos siempre le estaré muy agradecido porque me permitió debutar en el Festival de Verbier, en Suiza. Él fue quien dio mi nombre. Yo estaba con Lorenzo Palomo y con él. Tras tocar el concierto en un ensayo, López Cobos, que ya estaba enfermo, dijo «da capo…». ¿Otra vez tocar todo el concierto? Y lo toque entero. Era muy misterioso. No era fácil que diese su opinión... Yo no sabía si le había gustado me manera de tocar. Palomo decía que era un poco serio, pero que si no decía nada, es que estaba encantado. Y cuando me estaba poniendo la pajarita, llaman a la puerta y era Jesús López Cobos, que quería hablar conmigo, muy serio. Me dijo que le habían llamado del Festival de Verbier y le habían preguntado si conocía a algún guitarrista. Me abrió las puertas allí… Ese concierto se retransmitió por el canal de television Medici y de ahí me salió mi debut con la orquesta coreana. Eso me ayudó a entrar en una agencia de Londres y tocar bajo la dirección de Karina Canellakis. Quería que hiciéramos más conciertos juntos, pero empezó a ponerse peor de salud. Creo que la grabación que hicimos fue la última que hizo. Hoy en día tengo relación con su hijo, Francois López Ferrer.
Me encanta trabajar con directores, y no sólo en el concierto. Me gusta ir a comer con ellos y hablar de música. Suelen sorprenderse. «¿Cómo conoces tantas versiones?», me dicen. Cuando vivía en Alemania iba a la tienda y compraba todos los discos. Al final como que he encontrado mucha inspiración en la música clásica, porque es muy difícil tocar música clásica en la guitarra. Cuesta tocar rápido. La mano izquierda es como la del violín. Se falla mucho, porque además los dedos no te proporcionan tanta seguridad como los del arco de un violín. La guitarra es un instrumento muy difícil de tocar, y uno encuentra mucha inspiración en otros instrumentos, como la flauta, el clarinete… Radu Lupu, Murray Perahia, me inspiran cuando toco.
Me gustó que un día una a mujer en Alemania se acercase y me dijese que la música de Schumann sonaba bien en la guitarra. Schubert intentó componer para guitarra. Tenía una en su casa. Tocar flamenco es más natural, pero música clásica es tan difícil... Luego llegó alguien como Joaquín Rodrigo, que era ciego y mira… O Asturias, de Albéniz, que suena mejor en guitarra que en piano. A pesar de no tener tanto repertorio como otros instrumentos, mira Andrés Segovia, que era capaz de llenar tres veces el Avery Fischer Hall. ¿Cómo consigue la guitarra captar a tanta gente? Si uno analiza el Concierto de Aranjuez, el principio son unos simples acordes en si menor. Si no lo haces en guitarra no atraparían tanto. Eso crea una magia que Rodrigo encontró. No necesitamos repertorio. La guitarra posee un sonido tan atractivo… y eso que hay más de 300 conciertos para guitarra y orquesta, pero si no se les da una oportunidad…
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