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Seiji Ozawa y España, sólo un apunte. Por Álvaro Cabezas García

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Autor: Álvaro Cabezas
10 de febrero de 2024

Artículo de Álvaro Cabezas García sobre Seiji Ozawa y España

Seiji Ozawa

 Ozawa y España

Por Álvaro Cabezas García
La relación del recientemente fallecido director de orquesta Seiji Ozawa con nuestro país no fue muy extensa. Originario de Japón, hizo carrera en Estados Unidos y dio el do de pecho en Francia, Austria y Alemania. Aunque realizó numerosas giras con las orquestas de las que fue titular (Toronto, San Francisco, Boston o con la Wiener Philharmoniker), visitó pocas veces España y, casi siempre, lo hizo gracias a la insistencia de Alfonso Aijón y su ciclo Ibermúsica.

   Su primera visita al Auditorio Nacional de Madrid se produjo el 8 de diciembre de 1993 con la Boston Symphony Orchestra, a la que dirigió la Obertura carnaval de Dvorak, una obra poco conocida como el concierto para contrabajo de Vanhal y la Cuarta sinfonía de Mahler. Al día siguiente ofrecieron un nuevo programa que consistía en la Segunda sinfonía de Beethoven en la primera parte y la Sinfonía fantástica de Berlioz en la segunda, aunque remataron con la propina de la Marcha húngara de La condenación de Fausto de Berlioz para despedirse del respetable.

   No volvió hasta siete años más tarde. En abril de 2000 realizó una gira por España con la Joven Orchestra Gustav Mahler que le dejó su amigo Claudio Abbado y estuvieron en Valencia, Madrid y Barcelona interpretando el concierto para violín y orquesta de Beethoven y el poema sinfónico Una vida de héroe de Strauss.

   Un año más tarde, noviembre de 2001, y ya como director in pectore de la Wiener Philharmoniker al serlo de la Wiener Staatsoper regresó a Ibermúsica para ofrecer en Madrid un doble programa compuesto por la obertura de El barbero de Sevilla de Rossini, el Juego de cartas de Stravinsky y la 7ª sinfonía de Dvorak en el primer caso y el concierto para piano y orquesta nº 1 de Brahms y la 2ª sinfonía del mismo compositor. Quizá preparándose para el concierto de Año Nuevo que daría con esa orquesta pocos meses después, ofreció las propinas straussianas del vals de Wiener Blut, las polcas Vorwärts! y Annen y la divertida broma Plappermäulchen al público de la capital.

   Y, por último, quizá como una colaboración con el Palau de la Música de Valencia del que tengo pocos datos, Ozawa y los Wiener ofrecieron en la ciudad del Turia dos conciertos de los que no dispongo programa en los días 29 y 30 de noviembre de 2002 y, dato curioso, el 2 de diciembre toda una representación de Salomé de Strauss que no convenció a todos los presentes. Nunca más volvió a España.

  Sin embargo, sí interpretó en varias y sonadas ocasiones a los compositores españoles, las más de las veces combinándolos con franceses de la misma época. Parece que en los inicios de su carrera le interesó Falla (al que seguramente llegó por Ravel), pues del gaditano tocó Noches en los jardines de España en el Festival de Ravinia con la Chicago Symphony Orchestra en 1968; y El sombrero de tres picos en varias ocasiones (Toronto en 1967; Boston en 1976 y 1977; y San Francisco en 1977). De El amor brujo sólo dirigió algunos extractos que concertó con algunas partes de Parsifal en un programa de abono de San Francisco en 1975. Aunque de manera más testimonial, también interpretó Quejas, o La maja y el ruiseñor y la Elegía eterna de Granados con la Boston en 1995 en un programa cuyo plato fuerte era el Carmina Burana de Orff y, una única vez, la Rapsodia sinfónica de Turina en el mencionado programa ofrecido con Chicago en el Festival de Ravinia de 1968.

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