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The Tallis Scholars y Peter Phillips: 40 años de exquisita polifonía

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Autor: Mario Guada
30 de junio de 2015

The Tallis Scholars y Peter Phillips: 40 años de exquisita polifonía

Por Mario Guada

   Cuando uno escucha el nombre de The Tallis Scholars [TTS] lo relaciona, primeramente y de forma indisoluble, a la figura de Peter Phillips, para acudir a su mente después algunas imágenes sonoras, ligadas todas en su práctica totalidad a la polifonía sacra de algunos de los grandes maestros del Renacimiento. Y es que el pasado 3 de noviembre de 2013 el conjunto británico celebraba nada menos que cuarenta años en el mundo de la música. Sí tal y como está el mercado ya es complejo para un artista de Rock o Pop mantenerse en lo más alto durante unos pocos años, imaginemos lo que debe serlo para un conjunto que ha dedicado toda su carrera a rescatar del olvido piezas de compositores que transitaron por la Europa de los siglos XV y XVI. Esta es la historia de un grupo que transgredió el campo de la música antigua, para convertirse en unas auténticas estrellas de la música clásica, al nivel de algunos de los intérpretes del repertorio más establecido y en boga durante las dos últimas décadas del siglo XX y lo que va del XXI, llegando incluso a ser considerados por The New York Times como «The Rock stars of Renaissance music».

   Comencemos por el principio, pues, como todo aquello que un día es grande, los inicios fueron modestos, quizá mucho más de lo que cabría esperar. Para aquellos que deseen conocer la propia historia de TTS y Peter Phillips, les recomiendo, de manera absolutamente efusiva, el libro What we really do, escrito por el propio Phillips, en el que, a través de casi 350 páginas, se nos muestra un recorrido por esos cuarenta años de existencia, con multitud de historias y datos de esos que harán las delicias de los seguidores más acérrimos.

   Hay que situar, pues, la escena en el Oxford de 1973, cuando un jovencísimo Peter Phillips –que todavía no había cumplido los veinte años– se traslada al St John’s College, donde es Organ Scholar [1972-1975] y estudia música del Renacimiento con David Wulstan y Denis Arnold. Tras vivir algunas experiencias dirigiendo a pequeños grupos en el desenvolvimiento de sus estudios, el 3 de noviembre de 1973 se dará un concierto en la Iglesia de St Mary the Virgin, que supondrá el primer concierto de TTS en la historia. La influencia de David Wulstan y su ya casi «mítico» conjunto The Clerkes of Oxenford supuso un antes y un después en la carrera de Phillips, como él mismo señala. Tras escuchar en uno de sus conciertos, celebrado en la capilla del Magdalen College [1972], la interpretación de la obra Gaude gloriosa a 6, de Thomas Tallis, el maestro británico decidió que él quería hacer algo así. Se puso manos a la obra, planteándose, de mano, cómo podía solventar los problemas, sobre todo a nivel administrativo que planteaban esta serie de conjuntos –realmente «amateur» en ese aspecto– que había en la Inglaterra de principios de los años setenta. Aún con eso, no tiene reparos en destacar que su amateurismo era total por aquel entonces. Para aquel primer concierto, Phillips escogió como obras centrales dos magnas piezas de la historia de la polifonía renacentista, de dos ámbitos y estilos netamente diferentes: la Missa L’homme armé a 4, de Johannes Ockeghem, así como la Missa O magnum mysterium a 4, de Tomás Luis de Victoria –el motete homónimo de Victoria, que sirve como modelo para esta misa parodia, fue la primera obra de polifonía renacentista que Phillips dirigió en su vida–. El programa se completó con motetes de Jacob Obrecht y Orlandus Lassus. Si bien las obras de Lassus y Victoria era relativamente familiares en estilo para aquellos cantores, el resto de obras planteaba ciertos problemas de asimilación, como él mismo señala, a pesar de que contaba con músicos de una gran calidad y una lectura a primera vista realmente muy buena. Participaron en aquel primer concierto los siguientes cantores: Julia White, Esther White, Jonathan Sharpe, Ashley Stafford, Philipp Cave, Alastair White, Julian Walker, Jeremy White y Stewart Haslett. Diez cantores –dos por parte– en semicírculo: pronto comenzaba Phillips a sentar las bases de sus preceptos interpretativos.

   En aquel momento el conjunto no tenía nombre, y los primeros conciertos se presentaban simplemente bajo el epígrafe de Continetal Renaissance Music o English Renaissance Music. No sería hasta 1976 que el conjunto comenzara a llamarse por el nombre que le ha hecho tan célebre. Tan solo 28 días después de aquel primer concierto el conjunto ofrece un segundo, que si quizá no ha sido tan recordado como aquel, supuso un paso realmente fundamental en su carrera, sobre todo porque fue la primera vez que interpretaron la magna Spem in alium a 40, de Thomas Tallis. Para ello, Phillips invitó a algunos coros de instituciones cercanas: Winchester –«college» y catedral–, dos de la Royal School of Church Music, y cuatro de los alrededores de Oxford –especialmente del St John’s College y la Christ Church. Si bien esta no suponía la primera interpretación en tiempos modernos de la pieza –recordemos que ya de 1965 existía una grabación archiconocida con el King’s College, Cambridge–, sí que al menos era en cierta manera una rara avis, incluso para el adelantadísimo mundo coral británico.

   Para encontrar el primer concierto que se dio bajo el nombre ya establecido de The Tallis Scholars hubo que esperar hasta febrero de 1976. El nombre dio algún que otro quebradero de cabeza a Phillips, que desechaba de primeras nombres que contuvieran palabras en latín. La opción poner el nombre de un compositor le parecía buena, pero se encontró con que algunos de los grandes nombres de la Inglaterra del Renacimiento ya estaban cogidos. El de Tallis de hecho lo estaba, pero por ciertas consideraciones que no vienen al caso, Phillips entendió que no suponía un problema el duplicarlo. Quedaba pues instaurado: «los estudiosos de Tallis» –como digo, el nombre supuso más de un quebradero de cabeza, por suponer algo necesario, pero que resultaba, a todas luces, difícilmente adecuado para definir todo lo que el conjunto pretendía cubrir.

   En marzo de 1978, y de mano del propio Tallis, el conjunto da su primer gran salto fuera de la «provincial» Oxford. Será en la capital londinense donde Phillips pretende dar este impulso al interpretar la integral de la música en latín de este compositor. La empresa no resultó nada sencilla –aunque al propio Phillips le cueste recordarlo hoy día–, pues no se contaban con buenas ediciones por entonces de esta música de Tallis. Finalmente, el proyecto se llevó a cabo en una serie de cuatro conciertos: el primero y cuarto –que terminó, como no podía ser de otra manera, con el Spem in alium a 40– a celebrar en St John’s Smith Square, el segundo en Little Oratory [Brompton] y el tercero en Marylebone Parish Church. La relevancia de estos conciertos –especialmente los dos de St John’s Smith Square– fue considerable, pero a pesar de ello, el carácter todavía «amateur» del conjunto hacía que el futuro resultase más que incierto. Los proyectos salían adelante con más empeño que fondos económicos, y Phillips todavía agradece a los cantantes y todo aquellos que los hicieron posibles por su colaboración desinteresada en lo pecuniario. Los diez años siguientes fueron duros: haciendo gala de la oposición al dicho «nadie es profeta en su tierra», Gran Bretaña supuso en aquel momento el único consuelo para la supervivencia del conjunto. Si no se presentaba pronto la posibilidad de salir de la isla, las dudas de Phillips sobre la supervivencia del conjunto se hacían cada vez más grandes –tardaría en llegar, pero a partir de ahí el despegue fue meteórico–.

   Puede decirse que no fue hasta 1983 cuando TTS dan el salto a la profesionalización. No fue fácil, como destaca, puesto que por aquel entonces se produjo un hecho desagradable para Phillips y su conjunto. Ciertas suspicacias surgieron en torno a una posible competencia entre estos y el conjunto de Wulstan –que recordemos había inspirado, en cierta manera, la creación de TTS–, lo que llevó incluso a un comportamiento bastante lamentable por parte de la BBC y su emisora de radio para la música clásica, BBC3, que realmente llegó a vetar a TTS, en una especie de absurda e incomprensible campaña por desprestigiar al conjunto. Además, TTS no tenían entonces reputación alguna fuera del Reino Unido, lo que complicaba aún más la situación. El statu quo era extraño: en 1978 TTS habían ofrecido veintisiete conciertos, pero en 1983 solamente seis. Sin embargo, ese año supuso un momento decisivo para TTS, pues se produjo el difícil paso de afrontar la profesionalización, es decir, de abandonar por parte de los cantores sus trabajos a jornada completa para dedicarse a la interpretación en TTS de manera remunerada y estricta.

   En 1985 se produce un primer gran hecho –«casi milagroso», dice Phillips– a nivel internacional: la organización musical Musica Viva plantea un tour por Australia para TTS, dando su primer concierto en la ciudad de Melbourne, que además fue retransmitido en directo por la ABC. Es en este momento cuando el despegue internacional de TTS será absolutamente deslumbrante e imparable hasta la actualidad. A finales del mismo año, TTS fueron invitados para ofrecer diez conciertos en la Folger Shakespeare Library, Washington DC, como conjunto residente, comenzando así de manera profesional una relación con Estados Unidos que continúa cada año con una o más giras por año –antes, en 1981, Robert Brenton había ofrecido la posibilidad a TTS de una breve gira de conciertos por el país de manera «amateur».

   No fue hasta el año 1987 que el conjunto empezó a tener algo más de predicamento en la BBC, merced a uno de los hitos que marcaran la carrera de TTS, pues ese mismo año se le concede el galardón de Record of the Year en los Gramophone Awards, uno de las distinciones más importantes de la industria discográfica –por su disco dedicado a la Missa Pange lingua a 4 y Missa La sol fa re mi a 4, de Josquin Desprez–, que suponía, además, la primera vez que un conjunto de música antigua lo ganaba –incluso hasta 2010 otro conjunto de polifonía renacentista no logró tal reconocimiento de nuevo–.

   Si Europa, Estados Unidos y Australia componen la columna vertebral en las giras de TTS, el lejano oriente también supone otro de los puntos de influencia destacados, con conciertos en China –primera gira en 1999–, Japón –su concierto 1500 se celebró en la ciudad de Kawanishi en junio de 2007–, Taiwan, Singapur y Corea del Sur, lo que les convierte, sin duda, en el conjunto vocal de polifonía renacentista mejor representado en el panorama mundial del siglo XX.

  Hoy día no es nada extraño, sino más bien todo lo contrario, encontrar a un artista o conjunto, dedicado al campo de la música antigua, con sello propio en el que poder grabar todos los proyectos que desean, sin necesidad de tener que contentar al director de la discográfica de turno con un programa que sea más comercial que interesante, en muchos de los casos. Pero pensar en esto a comienzos de la década de 1980 era algo mucho más arriesgado y extraño. Por ello, Peter Phillips y Steve C. Smith puede ser considerados como unos pioneros en este campo, el fundar conjuntamente Gimell Records en 1980, el sello que auspiciara todos los proyectos discográficos de TTS. En aquel momento las grabaciones dedicadas a polifonía renacentista no estaban especialmente extendidas, de hecho, Gimell es el primer sello especializado en este repertorio que encontramos en la historia de la fonografía. Aquel no era, desde luego, un buen momento para fundar un sello propio y pequeña, con el que osar competir contra las grandes majors que se imponían en el mercado, como Deustsche Grammophon o EMI. La única intención real de Phillips y Smith era, al igual que hacían en sus conciertos, poner en el mercado un repertorio realmente desconocido para el gran público; a la polifonía renacentista en el lugar que realmente merecía. Desde ese punto, desde luego es obvio que, echando la vista atrás, lo consiguieron con creces. Existe una breve etapa pre-Gimell, en la que se registraron seis discos, que sin embargo, o ya no se encuentran disponibles, o nunca llegarían a ver la luz: uno con música sacra del Renacimiento inglés, otro de madrigales ingleses, así como monográficos dedicados a Thomas Tallis, Thomas Tomkins y Francisco Guerrero.

  La primera grabación de la «era Gimell» llegó en 1981, de la mano del célebre Miserere a 9 de Gregorio Allegri –cuya versión es considerada casi de culto–, además de la no menos célebre Missa Papaæ Marcelli a 6, de Giovanni Pierluigi da Palestrina, completando el álbum con una fantástica, y esta vez sí desconocida, pieza del británico William Mundy. Ese mismo año se editó un disco dedicado a madrigales ingleses, que ya había sido grabado en la etapa preGimell –y que posteriormente se reeditaría en 2007, al desaparecer esta primera edición–, además de un nuevo disco dedicado a la Missa Benedicta es a 6, también de Palestrina. A partir de ahí, nada menos que sesenta discos editados –número al que llegarán con las ediciones futuras que se anuncian, con otro disco dedicado a Taverner y una nueva entrega de la integral de misas de Josquin–, en los que se registran música de prácticamente todas las «escuelas» polifónicas del Renacimiento, destacando especialmente el repertorio inglés –Byrd, Tallis, Sheppard, White, Cornysh, Tomkins, Taverner, Tye y Browne– y el franco-flamenco –Josquin, Clemens non Papa, Lassus, Brumel, de Rore, Obrecht, Isaac, Gombert y Mouton–, pero sin descuidar el italiano –Palestrina como referente, pero también Gesualdo–, hispánico –Victoria, Morales, Guerrero y Lobo– y portugués –Cardoso y Lôbo–. Por algunos de ellos han recibido los más prestigiosos galardones, pero sobre todo, la aclamación absoluta y unánime de público y crítica.

   Las localizaciones han sido siempre muy importante para Phillips y Smith, buscando la pureza sonora más cercana a la perfección, además de una adecuación al tipo de música que se graba. A lo largo de su historia ha habido dos grandes lugares en la grabación de TTS: la capilla del Merton College, Oxford –una maravillosa capilla de estilo gótico británico, de increíble sonoridad– que fue el lugar principal de las grabaciones desde los comienzos del conjunto hasta el año 1986, cuando el grupo cambia de destino y se traslada a la pequeña localidad de Salle, en el condado de Norfolk, que alberga la fantástica Iglesia de Saint Peter and Saint Paul, construida en el siglo XV, y que será la localización principal pata TTS durante años. No sería hasta 2009 que el conjunto regresase a grabar en la Merton College Chapel, donde se mantienen en la actualidad. Y en todo disco de TTS no podemos olvidar, además de alabar profusamente, la impresionante labor que desde los comienzos llevan realizando los principales ingenieros de sonido con los que han trabajado, especialmente Philip Hobbs, Mike Clements y Mike Hatch.

   A partir de aquí la leyenda que todos los seguidores del conjunto más o menos ya conocen. Más de 2000 conciertos en los que, a lo largo y ancho del mundo, TTS y Phillips han llevado la más exquisita polifonía del Renacimiento a toda clase de público. Ellos son, en gran medida, los creadores de eso que hoy día se conoce como «British sound» y que ya está indisolublemente unido a la interpretación de este repertorio. TTS crearon una escuela, pero sobre todo un estilo y sonido reconocibles. Ese sonido británico, que es también Tallis sound, se caracteriza por la utilización de dos personas por parte, con un empaste impactante, una afinación impoluta, un balance muy conseguido, y una sonoridad muy particular para cada una de las líneas: sopranos con voz blanca, pero no aniñada, en la que se percibe una facilidad pasmosa para el registro agudo y una ausencia total de «vibrato»; altos en las que se conjuga de manera brillante la presencia de una alto con un contratenor, con un sonido siempre presente y contundente; tenores a la inglesa, con un registro agudo brillante y un sonido absolutamente característico, que prácticamente todos los conjuntos del mundo han imitado –incluso mucho conjuntos de otros países utilizan tenores británicos; y bajos muy potentes, a los que en ciertas ocasiones se le permite «vibrar», y que destaca por una exquisita conjunción de cantores en el registro agudo y otros en el más grave de manera realmente homogénea.

  La plantilla de TTS ha sido realmente estable a lo largo de los años, a pesar de que muchos de sus cantores freelance cantaban en otros conjuntos, con todos los problemas de agenda que una agrupación tan solicitada podía tener. Aun así, aunque por sus filas han desfilado cientos de cantores al menos una vez –más de cien sopranos, setenta altos, ochenta tenores y casi cien bajos–, hay algunos pilares fundamentales que han ayudado a que leyenda TTS se haya ido forjando de manera absolutamente destacada. No podemos dejar de nombrar a cantores –alguno de los cuáles lleva más de mil conciertos a sus espaldas– de la talla de Deborah Roberts, Tessa Bonner, Sally Dunkley, Janet Coxwell, Ruth Holton, Caroline Trevor, Patrick Craig, Robert Harre-Jones, Phillip Cave, Robert Johnston, Andrew Carwood, Steven Harrold, Nicholas Todd, Francis Steele, Donald Greig o Robert Macdonald.

   Un conjunto de estas características necesita, necesariamente, una persona al frente que marque la diferencia, que sea el espíritu del mismo, su alma mater. No se puede entender a TTS sin Peter Phillips. Persona de inquietud constante, ha forjado su carrera a base de mucho esfuerzo y gran talento. Con tan solo veinte años emprende la magna empresa de fundar TTS, y aunque, como sabemos, quizá nunca pensó en que aquel proyecto de juventud se convertiría en lo que hoy es, desde luego, su afán por rescatar músicas pretéritas olvidadas y hacerlas llegar al público con ese nivel de excelencia tan elevado, le hacen ya merecedor de un puesto de honor entre lo más granado de los intérpretes de música antigua en el siglo XX. Se considera a sí mismo como un mero «predicador de la polifonía renacentista», cuya principal tarea en difundir esta por todo los lugares del mundo –lo ha hecho en los cinco continentes–. Por esa razón Phillips no solo desarrolla la intensa labor que TTS le supone, sino que además emprende una gran actividad como docente en multitud de cursos con todos tipo de cantores y conjuntos por todo el mundo, en los que vuelca todo su conocimiento acerca de la música que lleva toda la vida haciendo y que supone su auténtica pasión. Cuando uno tiene la suerte de conocer de cerca a Phillips, tanto a nivel musical como nivel humano –personalmente la he tenido en varias ocasiones–, se da cuenta de que está ante una persona especial, de esas que marcan un camino, de las que dejan su huella en la vida, y en la historia. Absolutamente entregado a lo que hace, aunque algo despistado ya con algunos de los recuerdos de su pasado, tiene un concepto muy claro de lo que busca, un ideal sonoro que persigue frente a todo. Nada conformista, la persistencia por lograr la excelencia es una constante en su manera de trabajo. Pulcro y escrupuloso por doquier, Phillips ha marcado un estilo y una manera de comprender la polifonía renacentista que muchos otros han seguido.

  Para hacerse una idea de la relevancia que TTS y Peter Phillips tiene en el mundo, basta con detenerse a observar las apabullantes cifras de su 2013, en el que fue el año de celebración de 40 aniversario. Nada menos que 99 conciertos, ofrecidos 88 salas distintas y 16 países, en 14 de los cuáles alguno de sus conciertos fue retransmitido por televisión y/o radio; así como 68 vuelos y 25 viajes en tren para recorrer 170,151 kilómetros.

  Es realmente difícil mostrar de manera escrita lo que TTS y Peter Phillips suponen para la historia de la interpretación en el siglo XX. Son, sin duda, el conjunto más influyente del mismo en la interpretación de la polifonía de los siglos XV y XVI. Se manera de comprender y acercarse a esta música supuso un auténtico revulsivo y el gran espejo e inspiración en la que gran parte de los intérpretes posteriores se ha mirado. Han sido, son, y probablemente seguirán siendo, el principal referente para este repertorio, lo que queda sobradamente demostrado en el panorama coral británico –pero también extranjero– actual. The Tallis Scholars y Peter Phillips pasarán a la historia ligados de manera total a la polifonía renacentista, siendo para muchos el ejemplo más claro de perfección, brillantez y excelencia. La historia nunca podrá agradecerles de manera total el que hayan acercado de manera tan excelsa una música olvidada al público de todas las edades y gran parte del mundo. Estamos en absoluta deuda con ellos.

Ilustraciones
§ Fotografía promocional de The Tallis Scholars en 2013. Foto: Erich Richmond.
§ TTS y Peter Phillips uno de los primeros ensayos del conjunto, en el Magdalen College, Oxford, 1977. Foto: Hills Harris.
§ TTS y Peter Phillips en un concierto ofrecido en el Magdalen College, Oxford, en 1977. Foto: Hills Harris.
§ Todos los premiados en los Gramophone Awards 1987, entre los que se encuentra Peter Phillips. Foto: Gramophone.
§ The Tallis Scholars en una fotografía publicitaria en los alrededores de la iglesia de Salle, Norfolk. Foto: Hanya Chlala.
§ TTS en la Cappella Sistina, en un concierto para celebrar el final de los trabajos de restauración de los frescos de Michelangelo [1994]. Foto: NTV Japan.
§ TTS durante su concierto del 40 aniversario, celebrado en la St Paul's Cathedral el 7 de marzo de 2013. Foto: Clive Barda.

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