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Crítica: 'Una Navidad medieval' en Canadá con el Toronto Consort

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Autor: Giuliana Dal Piaz
21 de diciembre de 2016

UNA NAVIDAD MEDIEVAL

   Por Giuliana Dal Piaz
Toronto. 9/XII/2016. A medieval Christmas. The Toronto Consort. Trinity-St.Paul's Centre. Michelle DeBoer - voz. David Fallis - voz, pandereta. Ben Grossman - ghironda, pandero, laúd. Katherine Hill - voz, nyckelharpa, violín barroco. Paul Jenkins - voz, arpa. Alison Melville - flauta, flauta dulce, voz. John Pepper - voz. Kirk Elliott - arpa, gaita, violín barroco, cítara. Jessica Wright - voz. Laura Warren - selección y proyección de imágenes

   The Toronto Consort, en una formación distinta a la habitual - no estaba el poliédrico instrumentista Terry McKenna ni la mezzo-soprano Laura Pudwell - acaba de presentar el concierto A Medieval Christmas (Una Navidad medieval) en el Trinity-St.Paul's Centre. Como artistas residentes, sí estuvieron en cambio el igualmente  poliédrico compositor e instrumentista Kirk Elliott (conocido sobre todo por las bandas sonoras compuestas para películas y 'cartoons') y la contralto Jessica Wright, reconocida solista en varias cantatas de Bach, en el Requiem de Mozart y en el Mesías de Händel.

   Fue un evento especial que resultó muy agradable para un público bastante heterogéneo, pues a los suscriptores y a los aficionados de siempre se sumaron muchos espectadores nuevos. Como nos ha acostumbrado a ver The Toronto Consort, el director David Fallis y su investigadora estrella Katherine Hill (también óptima soprano e instrumentista) realizaron una amplia búsqueda de piezas  poco conocidas por el público, que están sin embargo en el origen de la música navideña, muchas de ellas ejecutadas a cappella.

   Del concierto se apreció mucho, en primer lugar, lo fantasioso de la presentación y  la cuidadosa e interesante selección histórica de las obras, pues desde un punto de vista estrictamente musical no hubo mucho que resaltar: de las piezas medievales han llegado sólo los textos, pero prácticamente ninguna partitura, así que hay partituras tradicionales elaboradas sólo a partir del siglo XVI-XVII.

   El programa del concierto lleva como hilo conductor una media docena de "temas", alrededor de los cuales se desarrollan cantos religiosos y profanos, creados en la Europa occidental en los siglos XIV y XV: el primer tema, "Una estrella en el Oriente", reúne motetes sacros como Magi videntes stellam de Jacobus Clemens non Papa, laudes como Nova stella apparita desde el Laudario de Florencia o relativas a la Anunciación, como Salutiam divotamente desde el Laudario de Cortona o Gabriel fram hevene-King, en un incomprensible inglés antiguo; siguen piezas para la época de "Adviento", como el muy conocido Veni veni Emmanuel, O frondens virga de Hildegard von Bingen, y dos motetes en honor de San Nicolás; así como cantos profanos inspirados en la escasez de comida durante el invierno o en el ayuno impuesto por la Iglesia - "Fasting" (Ayuno), Deh tristo mi topinello, pero también en los sucesivos festejos - "...and Feasting" (...y Festejos), Wynter, en francés antiguo, y Farwel Advent, inglés antiguo desde el Selden Manuscript. Los temas conductores de la segunda parte, "Nació un niño" y "Madre e hijo", están totalmente enfocados a la Navidad, desde el antiguo Nowel! Owt of your slepe aryse and wake (Selden MSS) y Puer natus in Bethlehem (desde el Libro de Anna van Coeln), al Verbum caro factum est y el Gloria in excelsis (desde el Laudario de Cortona).  

   A lo largo de todo el concierto, se proyectaron imágenes de frescos, miniaturas, gobelinos y mosaicos medievales, siendo la primera una imagen de la obra El cometa de Halley visto por Giotto, (1979) del canadiense Paterson Ewen, impactado por la visita a la Capilla Scrovegni en Padua, donde vio el fresco de la Adoración por los Reyes, en el cual Giotto pinta la estrella que guía a los Magos a Belén como un cometa - la primera representación gráfica de un cometa en la historia. La tradición cristiana pinta siempre la estrella de Navidad como un cometa, quizás precisamente gracias a Giotto y a la aparición en los cielos del Cometa de Halley en 1301, cuando Giotto pintaba en Padua... En la total obscuridad de la iglesia Trinity-St.Paul's, con dos candelabros de hierro al fondo con siete velas prendidas cada uno, brillaban las minúsculas luces sobre las partituras de los artistas, volviendo el espectáculo aún más sugestivo - y navideño.

Foto: Bruce Zinger

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