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CRÍTICA: HOMENAJE A VICTORIA DE LOS ÁNGELES EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA

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Autor: Arian Ortega
30 de octubre de 2012
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"VICTORIA REGRESA A LA ZARZUELA"

Homenaje a Victoria de los Ángeles, Teatro de la Zarzuela de Madrid, 29/10/12. Documental "¡Brava, Victòria!". María Gorgues (Dirección). "Lucero Nuestro", recital lírico. Celso Albelo (tenor), Juan Francisco Parra (Piano), Nancy Fabiola Herrera (Directora Artística).
 
 
      La Fundación Victoria de los Ángeles nace con el fin de preservar el legado que nos dejó la gran soprano catalana a los aficionados y las nuevas generaciones de cantantes líricos. Helena Mora, directora de la fundación, ha logrado organizar, con la ayuda de María Gorgues y Nancy Fabiola Herrera, un emotivo homenaje a esta gran persona y cantante que fue Victoria de los Ángeles. En el Teatro de la Zarzuela se dejaron ver grandes amigos, cantantes como Isabel Rey o Jorge de León, personas del ámbito musical español, grandes aficionados habituales en los teatros nacionales, o el director del Teatro Real, Gérard Mortier. Sin embargo, no deja de ser algo triste ver grandes huecos que había en el teatro de la calle Jovellanos, en parte por la escasa difusión que se ha dado de la gala en los medios.
      Aún así, se pudo disfrutar en familia de una hermosa velada en recuerdo de la barcelonesa, a través de un documental que relata, con algunos vídeos y fotografías inéditas, los inicios de su carrera en el Metropolitan de Nueva York, donde reinó absolutamente durante algunos años, desfilando con gente de la talla de Siepi, Tebaldi o Callas. Todo contado por grandes seguidores de la artista o compañeros que se quisieron sumar al recuerdo. Aquí destacamos al inagotable Plácido Domingo, Luigi Alva, Jaume Aragall, Antoni Ros Marbá o Frühbeck de Burgos, entre otros, que explicaron mediante todo tipo de anécdotas las largas sesiones de grabación, los agotadores viajes, su pulcritud y seriedad en el trabajo o historias de diversa índole personal, mientras oímos grabaciones, algunas privadas, de sus actuaciones, en las que predominó por encima de todo, la lírica española, que defendió a ultranza y que ahora es llevada por tantos otros cantantes, latinos o no, para mayor difusión del género.
      Aunque en el documental no se habla de ello, cabría destacar que es precisamente aquí, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, donde Victoria cantó por primera vez una producción completa y donde vino con asiduidad, retirándose en la década de los 80 con el rol de Melisànde, por lo que no hay otro lugar que se preste más a recordarla.
       La segunda parte de la velada consistió en un recital a cargo del tenor Celso Albelo, que quiso participar de forma totalmente desinteresada  en el ciclo "Lucero nuestro" iniciado por la mezzo Nancy Fabiola Herrera, coordinadora de la parte musical que, lamentablemente, no puedo estar presente, aunque sí envió un vídeo explicando el proyecto y agradeciendo el apoyo. Celso Albelo es uno de esos cantantes a los que no hay que perderse, más aún cuando exceptuando su estrecha colaboración con la Asociación Amigos de la Ópera de A Coruña o esporádicas participaciones en Canarias, Bilbao u Oviedo, es difícil oírle en el resto de la península.
      En el programa predominó sobre todo la canción hispana, desde un intenso "Dime que sí", hasta una emotiva "Canción al árbol del olvido", en la que supo transmitir toda la melancolía de la pieza con un irresistible deje argentino. Hubo un hueco para la zarzuela, como la romanza de Fernando de Doña Francisquita,  "Por el humo se sabe...", cantada con una buena línea de canto y un timbre hermosísimo. También se puede apreciar un centro que en los últimos años ha ganado en anchura y presencia, además de la elegancia que siempre le ha caracterizado. Algo similar se puede decir de la jota del "Trust de los tenorios", rematada con un agudo limpio y penetrante. No se entiende que, en declaraciones a CODALARIO, muestre escaso interés por este género que, como hemos podido comprobrar, le va muy bien.
     

La parte operística vino de la mano de la magistral aria del genio Francesco Cilea, "È la solita storia del pastore", una pieza que entraña un gran lirismo e indudable belleza, que Albelo supo recrear con sumo gusto y un fraseo pulcrísimo. Cerró la noche con la popular aria de La fille du Régiment, "Ah mes amis...Pour mon âme", donde se ha hecho casi imbatible, gracias a una extensión hacia el do aliviada, desahogada, con imponente squillo. A eso se le suma la perfecta articulación y pronunciación del francés, a pesar de un pequeño desliz al principio. Cabe destacar que culminó con dos puntature de añadidura, como populizara años atrás el tenor Rockwell Blake. Como propina, nuevamente "La fille", una ópera con la que debutará a principios de mes en La Bastille.
      El tenor estuvo acompañado al piano por Juan Francisco Parra, que estuvo atento en todo momento, aunque cometió algún ligero error de tempo en la romanza de "Francisquita", que luego compensó con una vibrante 6ª Danza de Federico Mompou.

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