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Crítica: Virginia Martínez dirige la «Novena» de Beethoven con la Sinfónica de la Región de Murcia

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Autor: José Antonio Cantón
25 de mayo de 2023

Crítica de la Novena sinfonía de Beethoven dirigida por Virginia Martínez en la temporada de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia

Virginia Martínez y la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia

Emocionante «Oda a la alegría»

Por José Antonio Cantón
Murcia, Auditorio y Centro de Congresos ‘Víctor Villegas’. Novena sinfonía de  Ludwig van Beethoven. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (ÖSRM) y Coro Nacional de España. Solistas: Berna Perles (soprano), Cristina Faus (mezzo-soprano), José Luis Sola (tenor) y David Menéndez (barítono). Directora: Virginia Martínez.

   La Novena sinfonía en re menor, op. 125 de Ludwig van Beethoven determina un profundo cambio en la historia del género sinfónico. Es la revolución más atrevida de la forma clásica: un torbellino de ideas y un florecer de desarrollos en la más imprevista de las variedades de ritmos que al fluir adquieren un enorme poder formativo, sustentado por tejidos polifónicos en donde vibran ardientes la circulación de la corriente armónica y fantasías emotivas de aguda penetración de canto, que es llevado hasta el límite de las posibilidades físicas. Aun conservando los cuatro tiempos tradicionales (allegro, adagio, scherzo y finale) significa un abismo de profundidad y una tensión de voluntad expresiva que la distinguen de las precedentes obras  concebidas dentro de los mismos patronos formales. El compositor consiguió en esta obra combinar las voces con la orquesta, una gran audacia para la época, modelo que ya había experimentado en su Fantasía coral para piano, coro y orquesta, op. 80 como ensayo preliminar.

   Fiel a estas consideraciones estéticas, Virginia Martínez ha realizado un magnífico trabajo de preparación y ensayo para la interpretación de esta sinfonía, que ha supuesto la cita  más importante de la ÖSRM en la presente temporada, en la que se ha contado con el Coro Nacional de España, institución con la que siempre representa un prestigio hacer música, máxime con una obra tan trascendente como la última composición que Beethoven terminó para tan importante género musical.

   Teniendo en cuenta la tonalidad de re menor desde el primer tema, la directora produjo su desarrollo en el que hay que destacar cómo potenció el contraste que se daba con la alternancia de los cambios armónicos, para así destacar los variados estados emocionales hasta llegar a la extensa coda del primer movimiento en la que acentuó el cromatismo de su sonido desarrollado con un marcado serio carácter. El Scherzo surgió favorecido por la intensidad del timbal, extraordinariamente activado por Miguel Ángel Alemán, que se erigió en absoluta figura de este ritmado segundo tiempo, sin caer en momento alguno en la exageración dinámica ni en la estridencia puntual, llegándose con fácil impulso al melódico trío central. La serena lectura que hizo la directora del abrumador Adagio molto e cantabile permitió que las emociones que se desarrollan en su discurso alcanzarán su máxima expresividad al ser tratadas como una cantinela de contemplativo sentido poético. 

   Después de una dramática transición de la orquesta hasta encontrarse con las voces, Virginia Martínez iluminó el Presto final impulsando que la cuerda grave tomara el protagonismo, asumiendo el descubrimiento de ese definido tema que, después de varios intentos, compuso Beethoven como si de una aclamación se tratara. Este proceso fue repetido más intensamente con la intervención del barítono David Menéndez, que realizó una adecuada introducción vocal de la Oda, incorporándose gradualmente el coro y los solistas con seguridad y firmeza,

   Tras una muy descriptiva marcha jenízara y un intenso pasaje contrapuntístico, la directora reafirmó la idea principal lentificando el episodio que le sigue como preparación de la combinación del Canto a la Alegría y el Himno a la Fraternidad de los que hizo distinción ante las subsiguientes frases fragmentadas que parecían expresar un sentimiento de aceptada resignación. Así llegó a la explosiva coda final que trató como si fuera una reafirmación de ese asumido ideal de Beethoven de que todos los hombres son hermanos, concluyendo con un final épico de gigantesco efecto musical. Solistas, coro y orquesta parecían como si entraran en trance ante las enormes exigencias del compositor bien indicadas desde el preciso gesto de Virginia Martínez, irradiándose así una enorme tensión emocional al público que ocupaba prácticamente el aforo del auditorio, que le llevó a estallar en una ovación intensa y extensa corroborando el inmenso alborozo que esta obra produce en el oyente y que Richard Wagner llegó a valorar después de su primera audición con las siguientes palabras: «La última sinfonía de Beethoven redime la música por su virtud más íntima, y la lleva hacia el arte universal del futuro. Después de la Novena no es posible progreso alguno, puesto que sólo la puede seguir directamente la consumada obra de arte del porvenir, es decir, el drama universal cuya clave artística nos la ha dado Beethoven».

   Enorme éxito de Virginia Martínez, la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y el Coro Nacional de España que, con sobrado reconocimiento, quedará en los anales de la historia del auditorio murciano entre sus acontecimientos más relevantes.

Foto: OSRM

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