Crítica de Raúl Chamorro Mena de Anti-Formalist Rayok – El pequeño paraíso o gallinero antiformalista de Shostakóvich en el Teatro Fernando de Rojas de Madrid
El artista se impone a la burocracia y el necio totalitarismo
Por Raúl Chamorro Mena
Madrid, 26-III-2023, Teatro Fernando de Rojas – Círculo de Bellas Artes. Cuaderno infantil, Op. 69 (Dmitri Shostakovich). Aforismos, Op. 13 (Dmitri Shostakovich). Anti-Formalist Rayok – El pequeño paraíso o gallinero antiformalista (Dmitri Shostakovich). Judith Jáuregui, piano. Alexander Teliga, bajo. Solistas del Coro Titular del Teatro Real. Director del coro: Andrés Máspero. Dirección de escena: Johannes Stepanek.
Dmitri Shostakovich, sin duda, uno de los grandes músicos del siglo XX, tuvo una relación complicada con el régimen totalitario soviético. Formal y públicamente fue fiel al mismo, llegando a ser miembro del Sóviet Supremo de la Unión Soviética, pero su música fue acusada muchas veces de formalista, filo burguesa y contraria a los postulados del realismo socialista, corriente artística oficial del régimen y que pretendía llevar los ideales comunistas a toda manifestación artística.
Como respuesta al infame «Decreto Zhdánov» de 1948, en el que junto a otros compositores como Prokófiev o Khachaturian, es acusado de formalista y de componer música contraria a los intereses del pueblo soviético, Shostakovich comenzó a componer ese mismo año una cantata satírica u ópera de cámara como diatriba frente a las conferencias que tuvieron lugar como consecuencia de dicho Decreto y, concretamente, contra esta doctrina antiformalista. Con esa creatividad musical y maestría propia del gran compositor para el sarcasmo y la ironía, la obra, sin número de opus, satiriza una serie de tan vacuos como grotescos discursos pronunciados por auténticos majagranzas en una supuesta conferencia de las principales autoridades culturales soviéticas y en la que participan el propio Stalin, Andrei Zdhánov y Dmitri Shepilov
La obra, que integra referencias a las canciones populares Kalinka, Karamaninskaya y Sulliko –georgiana, favorita de Stalin- se creó e interpretó en su día, lógicamente, de forma clandestina y no tuvo lugar su presentación pública hasta 1989 en el Kennedy Center de Washington interpretada en inglés bajo la dirección de Mstislav Rostropovich. En Diciembre del mismo año llegó el estreno de la versión definitiva en el Conservatorio de Moscú.
Como complemento a la programación de la ópera La nariz -monumento a la sátira cáustica-, el Teatro Real ofrecía una única interpretación de Anti formalist Rayok en el coqueto Teatro Fernando de Rojas situado en el segundo piso del Círculo de Bellas Artes. El bajo Alexander Teliga, que participa también en las funciones de la referida ópera, supo contrastar bien los ridículos discursos de los cuatro intervinientes y acentuar debidamente la necedad y verborrea insustancial de los mismos. Todo ello con un timbre no especialmente rotundo, pero suficientemente sólido, teniendo en cuenta, además, las reducidas dimensiones de la sala. Judith Jáuregui garantizó un acompañamiento pianístico solvente y de firme factura musical. Los miembros del coro del Real cumplieron adecuadamente en su encarnación de los asistentes a las conferencias -compositores, musicólogos…-, que aplauden con entusiasmo las sandeces que escuchan, pues les va la vida en ello. Eficaz el somero planteamiento escénico de Johannes Stepanek.
Como complemento a la breve cantata de apenas veinte minutos de duración, Judith Jáuregui interpretó, con un sonido no especialmente dotado ni personal, pero con aplomo, finura y musicalidad dos breves ciclos pianísticos de Shostakovich, Cuaderno infantil, Op. 69 y Aforismos, Op. 13.
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