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Crítica: La Orquesta de RTVE dedica su programa a Shostakovich

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Autor: Gonzalo Lahoz
4 de mayo de 2015


ESCUPIR SOBRE LA TUMBA DEL SER AMADO


Por Gonzalo Lahoz.
Madrid. 01/05/15. Teatro Monumental. Shostakovich: El canto de los bosques, op. 81 y Sinfonía Nº 10, op.93. Rafal Bartminski, tenor. Mika Kares, bajo. Orquesta y Coro de Radio Televisión Española. Coro de la Comunidad de Madrid. Pequeños Cantores de la JORCAM. Dirección musical: Carlos Kalmar.

   ¡Tantas cosas pueden hacerse sobre la tumba del ser amado! ¡Tanto puede reescribirse sobre su recuerdo! Wilde filosofó en breve relato sobre la victoria del placer efímero frente al dolor eterno en forma de estatua de bronce sobre la tumba de quien se adora. ¿No existe pues, el placer inmortal? ¿No hay pena que cien años dure? En latitudes punk nos lo cantó Siniestro Total y en coordenadas raciales Boris Vian nos descubrió el aterrador deleite de desquitarse ante la lápida de quien provocó el desengaño. Dmitri Shostakovich, en uno de sus habituales saltos por la ventana a los que tantas veces un servidor ha hecho referencia, no fue menos en su momento, realizando un triple mortal en su Décima sinfonía. Ya fallecido “el hombre de hierro”, le dedica su segundo movimiento: un frenético y violento Allegro en el que Stalin “habla de forma áspera”, ruda, provocadora y sutilmente ridícula. Magníficamente bien equilibrado por Carlos Kalmar, quien docto en estos lares, si hace pocas semanas demostró su buen tiento con el imposible rondo finale de la Séptima de Gustav Mahler, dejó claro ahora que no iba a desaprovechar todo el partido de un movimiento hecho casi para él, con una medida hacia delante, de fulgurantes acentos y tensión máxima en el forte.  Tras ello un tercer movimiento de terso y depurado primer tema que da paso a la relación entre el compositor y su idolatrada pupila Elmira, cuyo sombrío tema (por cierto de conocidas reminiscencias mahlerianas) podría haber quedado mejor resuelto en la trompa. Finalmente llega la conclusión de la partida, en un juego de casi una vida, donde el apocopado Shostakovich (Re-Mib-Do-Si) baila sobre la tumba del difunto dictador en una explosión de lo más turbadora. Ahí queda su rúbrica, como afirmaría la soprano Galina Vishnevskaya. Ahí queda su victoria moral sobre la tiranía del sátrapa. Y ahí queda también la excelente versión de la Orquesta de la RTVE.


   Y con todo, como cada vez que uno se sitúa ante la tumba del ser amado, ni siquiera sabemos a ciencia cierta cuánto de verdad y cuánto de romanticismo (como hasta hace nada la imagen del propio Shostakovich frente a la muerte en el Allegreto) recogen los escritos propios y ajenos sobre esta sinfonía. Para equilibrar la balanza hacia la realidad, Kalmar contrapesa este “salto” shostakovichiano con una de esas veces en las que para sobrevivir, prefirió quedarse contemplando, apoyado en el alféizar de la ventana. Así, tuvimos la oportunidad de escuchar la “rareza” El canto de los bosques, una suerte de propaganda comunista en forma de breve oratorio de cuyo texto el compositor pareció desentenderse desde un primer momento y que surgió derivado de la advertencia del régimen para que sus compositores de cabecera escribiesen más músicas con textos, siempre mucho más fáciles de suprimir o sustituir y desde luego de entender para los censores stalinistas que los laberintos sinfónicos del de San Petersburgo.

   Una música mucho más simple, alejada de la “pornofonía” con la que se acusó a su Lady Macbeth, de incisivo mensaje y preciso cometido, con unos coros llamados a la exaltación de la patria, aquí servidos por el de la Comunidad de Madrid y el propio de la casa, el de Radio Televisión Española, que sonaron empastados y diáfanos, acompañados por la estupenda intervención de los Pequeños Cantores de la JORCAM y con la intervención del tenor Rafal Bartminski y el bajo Mika Kares como solistas, de prestaciones limitadas (tesitura en el primero, emisión en el segundo) pero más que disfrutables.

   Tengo tantas personalidades que cuando te digo te quiero, no sé si es verdad reza la dramaturgia de Cracio sobre textos de Max Aub. Las de Dmitri Shostakovich fueron plasmadas en una sola tarde de forma soberbia por Carlos Kalmar y las formaciones de RTVE, en un programa único que abría la mente al oyente: el amor y el no amor del compositor hacia el dictador, de su libertad, de su obra, de su mensaje... de todo ello se pudo debatir en el Monumental.

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