Sin embargo, fueron otras las cualidades que el conjunto desprendió durante su actuación: la pasión por lo interpretado, el interpretar directamente de copias de originales, el profundo conocimiento de los repertorios, su capacidad evocadora y su variedad interpretativa, entre otras muchas, consiguieron crear un ambiente de esos que es difícil lograr para otro muchos artistas. Fantástico el juego de solistas con todo el conjunto, así como la solvencia de estos cantores en las obras en la que se exigía el concurso de un solo cantor por parte -destacando especialmente entre todos el cantor con la tesitura más aguda del conjunto, que se mostró impecable en todas sus intervenciones. El aspecto «escénico» es siempre un factor a destacar entre las cualidades de los franceses, puesto que con sus túnicas, velas y deambular consiguen trasladar a los oyentes a un período tan lejano en lo temporal, pero también en lo intelectual como es el Medievo
La música, de gran belleza, tuvo algunos de sus picos en el Vellvs rore u Ora pro nobis Sancta Maria, de Sain Martial de Limoges, en el Benedicamvs Domine, de Leonin o en el celebérrimo Congaudeant Catholici, del Codex Calixtinus -cualquier parecido con el resto de numerosas versiones que hayan podido escuchar es casi pura coincidencia. Una música que, aún con todo, brilló con luz propia en las personales y siempre controvertidas versiones del Ensemble Organum.
Punto y aparte merece el público leonés. Uno se cansa ya de plantearse si la cultura y la música son realmente tan «para todos» como algunos promulgan. Personalmente, después de muchos años acudiendo a conciertos como este, cada vez debo reafirmarme más en la idea de que no. Y es que un programa de estas características a veces ni siquiera es fácilmente asumible por un público experto, y a fe que el leonés no es tal, por lo que el «peregrinaje» del título se trasladó también a muchas de las personas que comenzaron a abandonar sus asientos tras las primera piezas -el goteo fue constante. Además, la falta de sensibilidad y raciocinio llevó al propio Pérès a tener que gritar silencio en dos momentos de la actuación, ante los inoportunos aplausos que el «respetable» emitía. Incluso entre algunos de los VIPs hubo que sufrir constantes cuchicheos, ruidos y actitudes fuera de lugar. Lástima, porque, aunque el FIOCLE consigue hacer rebosar de gente las naves de la catedral leonesa, no lo hace quizá con el público deseable. Puede que cuando el cabildo deje que este tipo de actuaciones puedan realizarse cobrando una mínima entrada, dicho problema deje de suponer un auténtico incordio y un agravante para los oyentes especializados y conscientes que también son.
En definitiva, un concierto que sorprendió sobremanera a aquellos neófitos en lo que al Ensemble Oraganum se refiere, y que no dejó indiferente a los muchos que ya sabían de sus andanzas, pues si bien la excelencia sigue siendo marca de la casa para Pérès y sus cantores, el paso de los años van haciendo mella y la calidad del conjunto se ha resentido en los aspectos más técnicos de sus lecturas.