O PARADÍSO!
Hipólito Lázaro. O paradiso! Miquel Pérez García. Témenos-Edicions. Barcelona, 2011 (308 págs.)
Son muchos los esfuerzos que desde la musicología española se han realizado durante las tres últimas décadas para compensar la falta de estudios historiográficos específicos. No obstante, a pesar del constante surgimiento de novedades, acontecimientos y destacadas tesis doctorales aún hay campos faltos de aportaciones referenciales o que, al menos, supongan un primer paso serio. Uno de estos terrenos es el de los cantantes catalanes y españoles de la primera mitad del siglo XX. A pesar de esta premisa, no es cierto, como dice
Caballé en el prólogo, que
Hipólito Lázaro sea una leyenda que "no poseía hasta este momento ningún tipo de documento editado [...] ninguna referencia escrita de su carrera y sus hitos". El comentario evidencia la falta de asesoramiento por parte de la editorial o de quien le ha concedido el honor de prologar el libro. Un honor que personalidades como
Jaume Tribó (histórico apuntador del Gran Teatro del Liceo y experto operístico a niveles que sobrepasan la erudición) o algún tenor internacional hubiesen defendido mejor.
Al margen de la autobiografía y memorias de Lázaro, existe la breve monografía de
Ramón Sabatés (Col•leccions Gent Nostra, Infiesta Edicions, Barcelona 1987). Una monografía que, por cierto, no aparece citada en el apartado bibliográfico de la presente edición. Un hecho extraño puesto que el autor,
Miguel Pérez García, conoció a Ramón Sabatés de quien heredó numeroso material para construir un importante archivo lírico sobre el tenor. Por otro lado, Sabatés apunta que a partir de 1913 se conoce a Hipólito Lázaro como Lazzariti o Lazzarino, nombre más propio de divo. Pérez García tampoco se posiciona sobre el posible vínculo familiar de Lázaro con los condes de Secuéllamos de la nobleza aragonesa.
Por la redacción -y por el currículum- se deduce que Miquel Pérez no es un profesional de la musicología. Ésto condiciona el desarrollo del libro. La prosa es inteligible pero extensa: lo mismo podría exponerse con mayor síntesis y encadenamiento. Es de agradecer que el estilo sea bastante depurado, con frases cortas y ordenadas, sin retórica, ni abuso de conectores, aunque con parágrafos muy desiguales. El motivo radica en un planteamiento discursivo elemental, correlativo y secuencial. Característica que no quita merito al cometido. El suyo es un estilo de cronista donde la enumeración de los acontecimientos recuerda trabajos como la
Historia del Teatro de la Zarzuela de Madrid de
Emilio García Carretero, tanto por la cantidad de documentación como por la pasión en el seguimiento de la lírica.