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LIBRO: 'HIPÓLITO LÁZARO, O PARADISO!' DE PÉREZ GARCÍA. Por Albert Ferrer Flamarich

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Autor: Albert Ferrer Flamarich
29 de noviembre de 2013
Foto: Témenos Edicions
O PARADÍSO!

Hipólito Lázaro. O paradiso!
Miquel Pérez García. Témenos-Edicions. Barcelona, 2011 (308 págs.)

   Son muchos los esfuerzos que desde la musicología española se han realizado durante las tres últimas décadas para compensar la falta de estudios historiográficos específicos. No obstante, a pesar del constante surgimiento de novedades, acontecimientos y destacadas tesis doctorales aún hay campos faltos de aportaciones referenciales o que, al menos, supongan un primer paso serio. Uno de estos terrenos es el de los cantantes catalanes y españoles de la primera mitad del siglo XX. A pesar de esta premisa, no es cierto, como dice Caballé en el prólogo, que Hipólito Lázaro sea una leyenda que "no poseía hasta este momento ningún tipo de documento editado [...] ninguna referencia escrita de su carrera y sus hitos". El comentario evidencia la falta de asesoramiento por parte de la editorial o de quien le ha concedido el honor de prologar el libro. Un honor que personalidades como Jaume Tribó (histórico apuntador del Gran Teatro del Liceo y experto operístico a niveles que sobrepasan la erudición) o algún tenor internacional hubiesen defendido mejor.
   Al margen de la autobiografía y memorias de Lázaro, existe la breve monografía de Ramón Sabatés (Col•leccions Gent Nostra, Infiesta Edicions, Barcelona 1987). Una monografía que, por cierto, no aparece citada en el apartado bibliográfico de la presente edición. Un hecho extraño puesto que el autor, Miguel Pérez García, conoció a Ramón Sabatés de quien heredó numeroso material para construir un importante archivo lírico sobre el tenor. Por otro lado, Sabatés apunta que a partir de 1913 se conoce a Hipólito Lázaro como Lazzariti o Lazzarino, nombre más propio de divo. Pérez García tampoco se posiciona sobre el posible vínculo familiar de Lázaro con los condes de Secuéllamos de la nobleza aragonesa.

   Por la redacción -y por el currículum- se deduce que Miquel Pérez no es un profesional de la musicología. Ésto condiciona el desarrollo del libro. La prosa es inteligible pero extensa: lo mismo podría exponerse con  mayor síntesis y encadenamiento. Es de agradecer que el estilo sea bastante depurado, con frases cortas y ordenadas, sin retórica, ni abuso de conectores, aunque con parágrafos muy desiguales. El motivo radica en un planteamiento discursivo elemental, correlativo y secuencial. Característica que no quita merito al cometido. El suyo es un estilo de cronista donde la enumeración de los acontecimientos recuerda trabajos como la Historia del Teatro de la Zarzuela de Madrid de Emilio García Carretero, tanto por la cantidad de documentación como por la pasión en el seguimiento de la lírica.
   Entre las particularidades del volumen hay que señalar el acierto de iniciar cada capítulos con un versículo operístico como subtitulo. Ocasionalmente sobresalen comentarios analíticos como el referido -conocido por todo aficionado- al Fa sobreagudo de I puritani de Bellini o las descripciones técnicas de la voz y el canto del tenor catalán. Muy atractivos son los anexos con fotografías de teatros contemporáneos a Lázaro, personajes, vestuarios, partituras, los baúles de equipaje, un pasaporte, etc. Pérez García ha elegido bien el material gráfico y documental de su archivo lírico. Destaca significativamente el contrato de la temporada 1918 en el Metropolitan de Nueva York. Por su parte, el índice de la discografía es el anexo más amplío y completo: una auténtica base de datos que justifica la monografía.

   Es necesario felicitar a la editorial por la apuesta en un trabajo como el presente: por el valor patrimonial, por las actuales dificultades económicas y de mercado, y por hacerlo con una esmerada edición. Medidas grandes, encuadernación de lujo, cubiertas duras, algunas imágenes a color, cuerpo de la letra moderadamente legible. Sin duda, es un formato poco frecuente en tiradas comerciales y casi impensable en sellos pequeños y jóvenes como Témenos Edicions. Bienvenida y agradecida.

   Al margen de los errores ortográficos referidos por la misma editorial en una página anexa -noble gesto de la empresa-, hay otros no indicados. No obstante, son cuestiones circunstanciales fruto de las prisas en la edición y del reto de confeccionar un producto complejo como el presente. Más preocupante es la atribución de un centenario de Arrieta el 24 de junio de 1954 en la página 99. (No se conmemoraba el centenario de Marina, ni en su versión como zarzuela ni operística).
   Por otro lado, la interpretación del Miserere de Eslava citada en la biografía y en el índice del repertorio no aparece en la cronología de actuaciones. El listado del repertorio no incluye la ópera I promessi sposi de Errico Petrelli que sí se cita en la cronología y que Lázaro estudió en 1913 (pág. 31). En relación a las funciones de Euda de Euriach, una de las cinco óperas de Vives, se echa en falta un inciso sobre las actuaciones y la obra como sí hace en otros apartados.

   Acertadamente la cronología de las actuaciones indica las que no están confirmadas con el símbolo (HL). Pero es un error presentar desglosada una producción en un mismo lugar e intérpretes: el dispendio de papel y el entorpecimiento de la búsqueda perjudican el esquematismo en la exposición de los datos. Igualmente hubiese sido estimulante encontrar capítulos monográficos de carácter historiográfico sobre la relación artística entre Lázaro y Mascagni, y cobre Lázaro y la zarzuela. Es decir, más allá de información expuesta, se necesitaba una aproximación resumida y reflexionada sobre estas vertientes. La simple cita de datos, títulos y alguna anécdota convierte esta labor en un dietario de actuaciones complementadas por el extracto de opiniones. Un procedimiento que no por válido es la mejor solución: recuérdese algunas de los últimos años de Montserrat Caballé, Plácido Domingo o Josep Carreras.

   De esta manera ¿el producto queda desacreditado? No. El libro ofrece un buen contenido y cumple su objetivo: acercar y dejar testimonio al gran público de una figura fundamental de la lírica del siglo XX. Cubre un vacio significativo y ofrece unas herramientas básicas (anexos) de trabajo muy completas para los profesionales. Sencillamente hay que discrepar de una parte de la metodología empleada y de la escasa revisión de muchos detalles.
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