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CRÍTICA: RECITAL DE JORDI DOMÉNECH EN LA FUNDACIÓN JUAN MARCH. Por Hugo Cachero

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Autor: Hugo Cachero
21 de mayo de 2013
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MÚSICAS PARA SENESINO

Madrid. 15 / 05 / 2013. Fundación Juan March. Ciclo "Castrati", Jordi Doménech, contratenor. Dani Espasa, clave. Oriol Aymat, violonchelo. Obras de Lotti, A. Scarlatti, Caldara, Handel, Porpora y Hasse.

      El apasionante mundo de los castrati, esos seres elevados a la categoría de mitos musicales e incluso -paradójicamente- románticos es el hilo conductor de una nueva edición, esta vez en tres capítulos,  de los Ciclos de Miércoles de la Fundación Juan March, en su sede madrileña del barrio de Salamanca. Centrada cada entrega en una figura señera de aquellos virtuosi cuya voz solamente podemos soñar (el menos conocido Ferri, el inevitable Farinelli y el imprescindible Senesino, que nos ocupa). El más que interesante programa propuesto era motivo suficente para acudir a la llamada de la música Barroca y pasar una agradable tarde en su compañía, siempre fiel.
      Sea el propio interés que despertaba el concierto, sea que era día de fiesta en Madrid, que la meteorología (Pallido il sole, torbido il cielo, copiando al gran Metastasio) no invitaba a otras actividades, que lo gratis sigue manteniendo el poder de convocatoria que ha tenido siempre o que la Juan March cuenta con un público fiel que acude con regularidad a sus propuestas culturales (o una combinación de todos estos factores), lo cierto es que la capacidad de la sala resultó desbordada con creces y aún otra sala anexa donde se retrasmitía simultáneamente el concierto. Público por cierto en cuya composición destacó una mayoría de lo que podríamos denominar "señoras de una cierta edad"... una cierta edad que no es otra cosa que una edad incierta, en realidad. En definitiva, que no fue tarea sencilla conseguir un sitio y quien más quien menos hubo de recurrir a alguna artimaña de su repertorio cuando se abrieron las puertas: una carrerita aquí, un discreto empujón allá, un amigo mejor colocado que guarda un sitio (casi siempre acompañado de protestas airadas de los menos afortunados en amistades)... son circunstancias que se repiten regularmente, y harían bien los organizadores en habilitar algun sistema de entrada menos anárquico.
      Dejando de lado las anécdotas relativas al acceso, pasemos a lo realmente importante, que comienza cuando lo hace la música. Protagonismo del contratenor catalán Jordi Doménch, que desgranó una variada selección de obras compuestas para -o al menos interpretadas por- Senesino, procedentes tanto del género operístico como del oratorio y la cantanta. Podemos decir que su voz de contralto posee un indudable atractivo tímbrico, una redondez y textura aterciopelada, en particular en la zona media, que no es corriente entre sus compañeros de cuerda. Por contra, el agudo resulta mucho más problemático, de lo que parece ser conciente el propio cantante y que le lleva a ejecutar muchos ataques en piano, muchos más en cualquier caso de los que podrían llevar a pensar que es un mero recurso expresivo. Y es que si algo podemos achacar particularmente a la interpretación del contratenor es su expresividad, que resultó excesivamente "manierista", por darle un adjetivo; se agradece, qué duda cabe, la intención e implicación con el texto, y se aprecian detalles  como varios intentos de messa di voce que sin embargo no resultaron estéticamente del todo logrados, con la emisión de unos sonidos fijos técnicamente discutibles; pero el exceso también puede ser perjudicial y comprometer el discurso musical y la propia inteligibilidad del texto, como ocurrió en el aria Aimé, sento il mio core de Caldara, musicalmente suficientemente expresiva en sí misma, de una belleza conmovedora y doliente. Cuando este aspecto estuvo más equilibrado, el cantante ofreció lo mejor del recital, la hermosísima aria Pallido il sole de la ópera Artaserse de Hasse. También muy destacable la famosa escena del Orlando de Handel Ah! Stigie larve... vaghe pupile, donde pudo demostrar su buen desempeño en los pasajes de coloratura más comprometida (en las frases Ma sí, pupille sí, che sordo al vostro incanto y siguientes) al igual que antes lo había demostrado en el canto spianato, atreviéndose además a introducir una cadencia muy efectista con un espectacular salto de escala, adecuada al carácter de la escena y el estado mental alterado del personaje. Sin duda es un fragmento predilecto del contratenor a tenor de la seguridad con que lo acometió (sin partitura, por cierto).

       Justo reconocer que el cantante estuvo estupendamente acompañado por Dani Espada al clave y Oriol Aymat al violonchelo y supieron brillar también en sendas sonatas para violonchelo y contínuo de Alessandro Scarlatti y Nicola Porpora que interpretaron. Aunque no es en absoluto achacable a ellos, sí se echó de menos en alguna pieza que el acompañamiento hubiera sido más rico, lo que les habría dado una mayor brillantez. A destacar también el programa de mano que para este ciclo ha elaborado la Fundación Juan March, incluyendo los textos originales de las piezas cantadas y su traducción al castellano, así como una introducción de Angel Medina y notas a los conciertos a cargo de Giulia Anna Romana Veneciana; reuniendo las virtudes necesarias para resultar magníficos (claridad, rigor, concisión) todos los textos lo son y resultan informativos y enriquecen la experiencia del concierto, que es el mejor elogio que se les puede conceder.
      En resumen, atractivo recital que el respetable aplaudió con ganas tras cada aria y a la finalización, sin que faltara tampoco algún que otro bravo (ninguno del que esto escribe, pero ello no quiere decir que no disfrutase, sino que uno es de naturaleza contenida); fue agradecido por el señor Doménech con la concesión de una propina: el lamento Quando mai spietata sorte de la ópera Radamisto de Handel.
       Recomendar a todo aquel que pueda acercarse por la Fundación Juan March que no dude en acudir a las dos entregas restantes del ciclo, que tendrán lugar los próximos 22 y 29 de mayo, ambos miércoles (y tratándose de actividades que se desarrollan en el marco de lo que se denomina "Ciclos de Miércoles", otra cosa seria ciertamente inesperada). Eso sí, un consejo: en tanto la Fundación no opte por otro sistema de acceso, acudan con tiempo holgado, y aún antes, a hacer cola para asegurarse una localidad; consejo que no sería completo si no advirtiera, asimismo, que no se dejen embaucar más de lo que la buena educación manda por las... ya saben, señoras de una edad incierta, expertas conocedoras de todas la artimañas a las que me refería al comienzo.
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