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'Don Carlos' inaugura la temporada en ABAO

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Autor: Javier del Olivo
20 de octubre de 2015
© E. Moreno Esquivel

“LA GRAND ÓPERA” LLEGA A BILBAO


Javier del Olivo.
64 Temporada de ABAO-OLBE. Don Carlos de G. Verdi. Con G. Gipali, Mª José Siri, D. Barcellona, J. J. Rodríguez, O. Anastassov, M. Kares. Coro de Ópera de Bilbao. Malandain Ballet de Biarritz. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Dirección de escena: Giancarlo del Monaco. Dirección musical: Massimo Zanetti. Palacio Euskalduna de Bilbao del 24 de octubre al 2 de noviembre de 2015,

   Comienza la andadura de la 64 Temporada de ABAO con una obra maestra del repertorio: Don Carlos de Verdi. Esta ópera se enmarca en el proyecto Tutto Verdi y ya en la temporada 2010-2011 se pudo ver su versión en italiano. Ahora se podrá disfrutar de un D. Carlos muy completo, en francés (idioma en el que es mucho menos representado) y que fue el encargo original que recibió Verdi de la Ópera de París con motivo de la Exposición Universal de 1867. Para la ocasión el compositor italiano cumplió con todos los requisitos que exigía la tradición francesa: grandes escenas, una extensa duración y el imprescindible ballet. Con la misma producción de Giancarlo del Monaco estrenada en 2010 y que se coproduce con los teatros operísticos de Oviedo, Sevilla y Tenerife, ABAO cuenta con elementos que prometen un espectáculo interesante: Un reparto a priori solvente encabezado por Giuseppe Gipali, Mª José Siri (que debuta en el papel) Daniella Barcelona, el excelente barítono onubense Juan Jesús Rodríguez, del que tanto gustó el Yago de la temporada pasada y Orlin Anastassov como Felipe II; la dirección musical de un maestro, Massimo Zanetti, que conoce bien este repertorio y del que ya hemos podido escuchar en el Euskalduna Nabucco; y un ballet de reconocido prestigio internacional como es el Malandain Ballet de Biarritz que ofrecerá “La Pelegrina”, la pieza para danza que muy raramente se incorpora en las representaciones de esta obra.

   La ópera narra, basándose sobre todo en el drama homónimo de Friedrich Schiller, la  relación amorosa entre D. Carlos, infante de España, y heredero de Felipe II, con la tercera esposa de éste, Isabel de Valois. Ya explicamos en dos amplios artículos en Codalario (enlace aquí y aquí) que poco tenía que ver la realidad histórica con lo narrado en la obra verdiana. Eso no le quita un ápice de grandeza, porque lo que Verdi nos cuenta es una gran historia de amor, no, corrijo, varias historias de amor. Está, por un lado, el amor central, el de Isabel y Carlos, pero también se muestra el amor de Felipe por Isabel y la soledad y la pena que siente por no ser correspondido, dibujada musicalmente por Verdi en uno de los más memorables momentos de la ópera: Elle n’aime pas. También otra de las protagonistas, la Princesa de Éboli, está enamorada de Carlos y al verse rechazada por el Infante su venganza dará argumentos al rey para castigar el incestuoso amor de su hijo por su esposa. Amor, fraternal si se quiere, pero amor al fin y al cabo, también es el que siente el Marqués de Posa, defensor de los rebeldes flamencos, por su amigo Carlos. Todas estas relaciones  quedan enmarcadas por una España presentada como intolerante y fanática, represora del anhelo de libertad de las tierras de Flandes y que, bajo el implacable yugo de la Iglesia personificada en el Gran Inquisidor, no perdona ni entiende de libertad.

   Repasar lo mejor de la partitura, es repasar enteramente la obra. Verdi consigue una ópera redonda, equilibrada, donde el francés se adapta perfectamente a la musicalidad verdiana (gracias a un buen libreto de François Joseph Méry y Camille du Locle) y con múltiples momentos memorables que permiten el lucimiento de protagonistas, coro y orquesta. Por destacar algo en esta versión hablaríamos primero del llamado Acto de Fontainebleau, que tan pocas veces se representa y que da mucho más sentido argumental a todo el drama. Impresionante el dúo en el segundo acto de Posa y Carlos Dieu, tu semes dansons âmes uno de los más gloriosos de toda la trayectoria del compositor. La conocida “Danza del velo” que algunos consideran metida un poco con calzador en la historia narrada, da un toque morisco y español a la partitura. Fabuloso también el dúo entre Isabel y Carlos en el segundo acto, el aria de Felipe ya arriba comentada seguida por el estremecedor dúo de éste con el Gran Inquisidor, clave para el desenlace político de la trama. Espectacular el cuarto acto, llamado de Atocha por desarrollarse en el atrio de este santuario madrileño, donde orquesta y coro tienen un papel fundamental. Imprescindible también la escena de la cárcel con Carlos y la muerte de Rodrigo Posa, cuando va a visitarlo. Y, en fin, también maravillosa la escena de Isabel en el quinto acto y que comienza con Toi qui sus le néant des grandeurs de ce monde.

   Una obra imprescindible en el catálogo verdiano y una de las obras cumbre de la historia de la Ópera.

Más información sobre la producción de Don Carlo en ABAO.

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