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JOSÉ BROS, tenor: 'ME CONSIDERO UN TENOR QUE SIEMPRE HA ARRIESGADO'

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Autor: Raúl Chamorro y M. Ester Sánchez
26 de julio de 2013
Foto: Javier del Real
José Bros se encuentra en Madrid preparando el Alfredo Germont de La Traviata que se representará en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial los días 26 y 28 de julio y que posteriormente podrá verse en la Quincena musical Donostiarra y en Pamplona.

Desde la perspectiva de los 22 años de carrera, es buen momento para repasar tan importante trayectoria y recordar los comienzos.
Debuté en Noviembre de 1991 con Don Giovanni en Sabadell, aunque anteriormente había tenido ya contactos con la lírica, si bien no me había planteado realizar una carrera profesional. Por ejemplo, en diciembre de 1987 había cantado el Carmina Burana y realizado actuaciones en Mallorca, Tenerife, Pamplona.... En 1990 canté el Jorge de Marina en el Teatro Principal de Mallorca. Esto ya fue muy importante, siempre he dicho que Jorge es como un Edgardo y medio. El Don Ottavio de Sabadell fue muy positivo y contaron también conmigo para Don Pasquale. En ese momento se produce un "click" y ya interpreto La Favorita en Las Palmas, El Duque de Mantua de Rigoletto en Palma de Mallorca, Los pescadores de Perlas en el Grec de Barcelona, un concierto en Peralada y ya vino el debut en el Liceo sustituyendo a Fernando de la Mora como Lord Percy en el día del estreno, 9 de Noviembre de 1992, de Anna Bolena, junto a Edita Gruberova.

Lleva muchos años siendo el tenor español de más brillante y sólida carrera internacional. ¿Cómo se lleva esa responsabilidad dada la gran tradición tenoril española?
No me lo tomo tanto como un responsabilidad, si no como una gran satisfacción. Son muchas horas de trabajo las que le dedico a mi profesión, a la cual amo profundamente. Tengo una gran vocación y hay un gran trabajo detrás.

Porque debe quedar claro que esta profesión exige un gran sacrificio, independientemente de las cualidades que se tengan de nacimiento.
Sin duda, porque si existen unas grandes cualidades di natura, hay que "tecnificarlas". El canto, la ópera, exige un trabajo y sacrificio diario. El reciclaje está siempre latente. No te puedes relajar ni un momento, porque cuando no es el estudio de nuevas obras o ampliar repertorio, es el trabajo de seguir encauzando tu voz por el camino justo. Algo que no es fácil, porque nosotros como personas cambiamos mucho en todos los aspectos y la voz, lógicamente, también.

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Hablar de José Bros es referirse a una pieza esencial en los últimos años en el repertorio belcantista romántico.
Este repertorio me ha dado grandes satisfacciones. He sido reconocidísimo en el mismo en todos los teatros donde he actuado. Todo el mundo es consciente de la dificultad que entraña abordar este repertorio. Además, me considero un tenor que siempre ha arriesgado, que no se ha relajado, que no se ha conformado con hacer Elisir d'amore, La flauta mágica o Duca di Mantova, sino que siempre he querido ir más allá. He cantado unas obras que han sido adecuadísimas para mi voz . No es lo mismo caminar en llano que estar en la cuerda floja y gran parte del repertorio que he afrontado supone estar en esa cuerda floja y yo he asumido ese riesgo, creo que en la mayoría de las ocasiones saliendo muy bien parado, lo cual es una gran satisfacción para mí como intérprete y supongo que también para el espectador.
 
Hablemos un poco de la gran Trilogía Tudor donizettiana, de la que ha paseado por los teatros los tres papeles tenoriles. Recuerdo que en cierta ocasión, después de una función de Maria Stuarda, me dijo que consideraba el Leicester como el más difícil de los tres, lo cual puede resultar, en principio, sorprendente para algunos.
De los tres, el Leicester es el tenor al que Donizetti confirió, como digo yo, menos onda, menos ola, menos sube y baja. Está siempre ahí colgado en el paso. Es un personaje muy ingrato (al igual que el Elvino de La Sonnambula), dada la dificultad y el poco reconocimiento del público ante el protagonismo de las dos reinas. Sin embargo, el Elvino tiene pasajes de gran satisfacción personal para el cantante, no tanto el Leicester. Tiene el dúo del acto primero con Elisabetta, que tiene frases bellísimas al igual que el dúo con la Stuarda, pero es un papel muy, muy ingrato. Sin embargo, Lord Percy y Roberto Devereux son papeles que confieren mucha más satisfacción, ambos poseen grandes escenas. La de la Torre de Lord Percy en Anna Bolena quizás se cortaba, no sólo por la enorme dificultad, sino porque esa escena comparte unidad de tiempo con la final de Bolena. Si pudiéramos dividir nuestra mente en dos tendríamos las dos escenas ocurriendo simultáneamente, por lo que supongo que también encontrarían pegas a nivel dramatúrgico. Hoy día es impensable cortar la escena de la prisión de Percy. No dejaba de ser una tradición y sabemos lo que ocurre a veces con las tradiciones. Un amigo mío siempre decía "Si ha fatto un errore a Londra, giorno dopo si ha fatto lo stesso errore a New York, è natta una tradizione"

Otro fragmento en que ha sido gran protagonista en su definitiva recuperación e implantación en las interpretaciones de Lucia di Lammermoor es la escena y dúo del Castillo de Wolferag, que ha interpretado siempre.
Sinceramente pienso que no es de lo más importante de la obra musicalmente hablando, pero es la justificación de la gran escena final del Edgardo, de porqué acude al cementerio de los Ravenswood a batirse en duelo con Enrico. Recuerdo mi debut como Edgardo en Viena en 1997. Estaban encantados de que interpretara la escena del castillo porque la tenían montada, pero siempre llegaban los tenores y la cortaban. Y otra curiosidad es que la escena final estaba medio tono baja en el material que me enviaron. Nunca he entrado en polémicas con las bajadas de tono. A mí lo que me importa es la prestación del artista, que me transmita emociones. Me es igual si el aria de La Bohème la bajan medio tono o si la suben, o si uno es más brillante u otro menos..., pero yo mostré mi sopresa y pregunté si no estaba el material en la tonalidad original y me dijeron que por supuesto que sí, pero que allí siempre se cantaba medio tono baja la escena final, pero yo exigí cantarla a tono y que se restituyera el material correspondiente.

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No se puede pasar por alto dentro de esa gran trayectoria belcantista su prolífica relación artística con Edita Gruberova, una cantante ya casi legendaria.
Efectivamente, Edita Gruberova está entrando en el capítulo de la leyenda. Son más de 20 años de relación profesional en los que hemos cantado juntos muchísimas funciones, muchos títulos. Yo le debo a ella que apostó por mí desde el principio. Nuestro primer encuentro fue en la Bolena de Barcelona en 1992, mi debut en el Liceo sustituyendo a un compañero y desde el primer momento quedó encantada. Inmediatamente vinieron Sonnambula con grabación, Lucia, Linda di Chamounix, Arturo, la famosa Bolena de Munich, nueva producción que hicimos tantas veces... Recuerdo cuando cantamos la Lucrezia Borgia en el Liceo que le dije con orgullo, que por fin debutaba ella un título conmigo porque siempre era yo el que los debutaba, por cuanto el Gennaro lo había cantado por primera vez en Oviedo con Mariella Devia y la producción de Emilio Sagi. Otro nuevo título que he abordado con Edita ha sido recientemente La Straniera y aún nos quedan algunos, como por ejemplo, Gemma di Vergy que lo tenemos hablado. Edita Gruberova es una artista de una gran inteligencia. En todos estos años pocos cantantes me he encontrado como ella. Conoce tan bien su voz y el rendimiento que puede sacar a la misma ¡Cómo aprovecha cada armónico de su voz! ¡Es una explosión de sonido! Es un fenómeno de esos irrepetibles.

Va a debutar próximamente en Peralada otro papel belcantista pero que tiene una gran tradición de tenores spinto, de voces y modos heroicos pero discutible estilo, como serían Mario del Monaco y Franco Corelli. Me refiero al Pollione de Norma de Bellini, que estrenó el mítico Domenico Donzelli, considerado un baritenore, aunque también se ha dicho y escrito que Bellini pensaba en su querido Rubini.
Es un papel muy belcantista. Mucho más de lo que se piensa y estamos acostumbrados, y no sólo lo digo como tenor conocedor de este repertorio, si no también como aficionado que ha disfrutado y lo sigue haciendo de la ópera como oyente. Pasó lo mismo cuando abordé el Gualtiero de Il Pirata en vivo y la posterior grabación en estudio. Todo el mundo hablaba de Corelli (aunque no sé quién lo ha podido escuchar porque ¿Dónde está la grabación?). Escuché los registros disponibles y había un abismo con lo escrito en la partitura. Estoy contentísimo de mi trabajo con Pollione y, honestamente, pienso que va a quedar muy bien. Lo cantaré con mi voz, que todo el que me sigue y conoce sabe que ha ganado en homogeneidad y es un papel lleno de indicaciones claramente belcantistas. Estamos ante un papel tenoril que no roza ni siquiera el primo Verdi y la escritura no es tan central y grave como el Arturo di Ravenstel de La Straniera del propio Bellini.

Usted ha sido y sigue siendo un gran paladín de la zarzuela y con una importante particularidad, porque no se ha limitado a cantar romanzas y dúos en los conciertos y recitales como han hecho, en mayor o menor medida, todos los cantantes españoles, si no que ha interpretado varias obras completas en teatro.
He cantado Fernando de Doña Francisquita, Javier de Luisa Fernanda, Leonardo de La Bruja, Leandro de La tabernera del puerto, el Rubio en Cádiz y otras que vendrán y no ha habido más por problemas de agenda. Mi dedicación es la misma hacia la ópera que hacia La Zarzuela. Mi debut en Madrid fue con Nemorino en el Teatro Real y unos meses después con el Fernando de Francisquita, que he cantado en otras dos series más de funciones en el Teatro de La Zarzuela, es decir dos series con la producción de Sagi y una con la nueva de Olmos. Por ello siempre digo con orgullo que pude debutar en Madrid en los dos teatros principales el mismo año. Hay nuevos proyectos de zarzuela, pero como digo siempre hay que tratar al género con el máximo nivel y presentarlo en las mejores condiciones. Siempre he reclamado y hace ya años que se va en esa dirección, que se de el mismo trato en cuanto a exigencia de las mejores condiciones en todos los aspectos, a una producción de zarzuela que de opera. Hay que defenderla bien y desde esa perspectiva tener no ya el interés, sino la necesidad de exportar nuestro género lírico. Estuve recientemente en Hong Kong en tournèe con el Teatro San Carlo interpretando Traviata y allí hablamos con la dirección artística de la posibilidad de llevar zarzuela.

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Siempre se ha hablado, concretamente recuerdo algun testimonio de Alfredo Kraus al respecto cuando abordaba el Fernando de Francisquita, sobre la dificultad que entraña alternar los pasajes de diálogo hablado con el canto.
El alternar los pasajes de diálogo con los cantados lo he vivido siempre de manera muy natural. Comprendo lo que decía don Alfredo, ya que hay que mantener una correcta impostación y al mismo tiempo hay que hablar con la máxima naturalidad. Como pienso que el canto es consecuencia de cómo se habla, de cómo uno se expresa, nunca he tenido problema con ello ni en la zarzuela, ni en el singspiel cuando he interpretado Tamino y Belmonte. Y en estos casos con la dificultad añadida de no ser tu idioma materno. Cuando debuté El rapto en el serrallo fue una edición completísima que musicalmente me iba muy bien, porque yo quería cantar todas las arias, pero conllevaba todos los diálogos. Fue en Ancona y luego se hizo en San Sebastián ya con los diálogos algo reducidos.


Hablemos un poco de Verdi que, en principio no ha tenido una presencia tan importante en su carrera hasta el momento. Precisamente se encuentra en Madrid ensayando el Alfredo Germont.
Verdi ha sido más importante en mi carrera de lo pueda parecer. Quizás no en porcentajes de obras cantadas, pero he interpretado Fenton, Réquiem, Alfredo y el Duca di Mantova de Rigoletto me ha dado grandes satisfacciones. Por ejemplo debuté en un lugar tan emblemático como Parma con este papel en 1994 con la producción de Samaritani. Rigoletto es de las obras que más he cantado. Cierto es que siempre he sido muy cauto a la hora de afrontar títulos verdianos. Siempre me decían, pero si cantas Rigoletto cómo no cantas ya Traviata y yo siempre lo ví como algo distinto. Mira si es difícil el Duca, pero me hablaban de Traviata y pensaba en esa cabaletta ("Oh mio rimorso") y la escena en la fiesta de la casa de Flora "Ogni su aver tal femmina" y no lo terminaba de ver claro y lo dejé para más adelante. Para un cantante es importante saber lo que quiere conseguir, dónde quiere llegar y yo tenía claro la homogeneidad vocal que quería lograr y en la que sigo trabajando, porque como decía antes, hay que estar siempre atento y ver si hay alguna fisura intentar arreglarla, como el que hace reformas en su casa. Nadie está 20 años sin pintar la casa. Recientemente, he tenido una experiencia estupenda, corta pero muy intensa, con el debut del Foresto de Attila en Budapest, en el que he podido palpar cosas muy interesantes. Una sola función, pero fue una experiencia muy intensa en un teatro-auditorio nuevo muy grande. Tengo compromiso para 2017, pero si viene antes será en el 2015, para cantar el Riccardo de Un ballo in maschera. Creo que es un papel de los más belcantistas de Verdi. Nunca se me ocurrirá hablar de Aida o Trovatore, pero sí de un primo Verdi y del Ballo, que es una ópera que adoro y siempre me ha encantado. Es una ópera de tenor en la que canta música de una belleza incontestable. En los próximos conciertos Verdi del Liceo volveré a cantar el M'a se me forza perderti que ya he interpretado en concierto. Eso sí, no quiero abandonar nunca mi querido repertorio francés. Werther, Romeo, Des Grieux de Manon que voy a retomar próximamente. Es difícil darle la vuelta a todo tu repertorio, porque ya he interpretado más de 60 obras. Ya he debutado Rodolfo La Bohème, algo que no pensaba hace unos años, y lo he repetido en Shangai. Voy alternando incursiones en repertorio más lírico, pero sin perder nunca esa flexibilidad y la pureza de emisión. Es esencial mantener la belleza del sonido, algo que el público agradece en todas las obras, ya sea Tosca, La Sonnambula o Un ballo in maschera.
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¿Cuáles son sus próximos compromisos y más concretamente en España, además de esos conciertos verdianos en el Liceo?.
Estoy concretando unos recitales. Intervendré en Las Palmas el 24 de noviembre en el concierto anual homenaje a Alfredo Kraus. Ya me habían invitado anteriormente y no había podido por problemas de agenda. Traviata en Pamplona en Enero. Otro recital en Sevilla en abril. Inauguración de temporada en el Principal de Palma de Mallorca con Rigoletto retomando el Duca después de mi debut en este papel allí en 1992. Tengo unas funciones en Munich de una ópera de bel canto aún por concretar. Quiero repetir el programa que realicé en el concierto de zarzuela y canciones "Desde el corazón" con una mini gira. Y como nuevos títulos esa Gemma di Vergy que espero se confirme. También espero que Edita se anime con la Imogene de "Il Pirata" y yo aún tenga ganas de cantar el Gualtiero que, para mí, es el papel más difícil de Bellini que he cantado sin lugar a dudas. Más que el Arturo de I Puritani. También retomaré la Lucrezia Borgia con ella en Hamburgo en marzo-abril.
En el Liceu de Barcelona habrá 8 conciertos verdianos con 4 programas distintos, yo intervendré en 6 de ellos con tres programas distintos. Voy cantar fragmentos de Macbeth, Simon Boccanegra, Ballo in maschera, Alzira, Il Corsaro, Jerusalem, Rigoletto, I Masnadieri...

¿Y en el Teatro Real? El público madrileño le aprecia muchísimo y le tiene entre sus cantantes favoritos.
El cariño es totalmente recíproco, por supuesto. Cantaré en el Teatro de la Zarzuela en la temporada 2014-15, estamos concretando la producción y en cuanto al Real, el Sr. Mortier sabe perfectamente mi deseo de seguir presente y mantener mi relación con el Teatro Real después de todos estos años. Siempre me dicen que soy el cantante que más ha intervenido en el Real desde su inauguración, el que más títulos ha cantado. Han pasado distintas direcciones artísticas y he podido mantener esa relación con el teatro todos estos años. Cada director artístico en cualquier teatro tiene su orientación, su camino y a partir de ahí, el Sr. Mortier sabe que si los nuestros coinciden y es una obra de mi repertorio y los períodos lo permiten, puede contar conmigo. Espero que podamos concretarlo.
 
Foto: Javier del Real

 

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