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Crítica: Lucas Debargue en el Concurso Internacional de Piano Ciudad de Málaga

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Autor: José Antonio Cantón
14 de junio de 2025

Crítica de José Antonio Cantón del recital de pianista Lucas Debargue en el Concurso Internacional de Piano Ciudad de Málaga

Crítica de Lucas Debargue en el Concurso Internacional de Piano Ciudad de Málaga

Sustancioso recital


Por José Antonio Cantón
Málaga. Sala María Cristina. 12-VI-2025. II Concurso Internacional de Piano Ciudad de Málaga. Recital de piano de Lucas Debargue. Obras de Chopin, Debargue, Liszt y Ravel.

   Dentro de la inquietud de ofrecer destacados recitales complementarios al contenido del II Concurso Internacional de Piano Ciudad de Málaga, la dirección técnica y artística del profesor y pianista cordobés Pablo Amorós ha tenido a bien invitar a una de las figuras actuales del piano en constante proyección como es el francés Lucas Debargue, cuya carrera no ha parado de crecer desde su brillante paso por el prestigioso Concurso Tchaikovsky de Moscú hace una década con la obtención del distinguido y codiciado Premio de la Asociación de Críticos Musicales de Moscú, galardón que le ha llevado a merecer una especial atención por parte de uno de los sellos fonográficos más importantes como es Sony Classical al incorporarlo al prestigioso catálogo de sus artistas.

   Se presentaba en la Sala María Cristina con un sustancioso programa ofrecido sin solución de continuidad en el que se ha podido disfrutar de su especial calidad en el tratamiento del repertorio francés a través de insignes creaciones de Maurice Ravel como son su Sonatina, M.40 y la pieza que como último bis cerró su actuación, la Alborada del gracioso, M.43 cuarta pieza de las cinco que integran la suite Miroirs, absoluto referente del repertorio pianístico “raveliano”. En la primera, que significó su carta de presentación, se pudo apreciar de inmediato su depurado estilo de alta escuela francesa pese a no favorecerle la intensa presencia acústica de la sala, que incidía en las matizaciones dinámicas que hubo de procurar desde el instrumento haciendo un ejercicio de alta matización. Con todo, Debergue supo ofrecer siempre ese difícil equilibrio que exige esta obra entre el sentimiento de añoranza que respira y la precisión formal que ha de desprenderse de ella. El mecanismo exhibido en el movimiento final así como la regulación de sus intensidades sonoras dejaron de manifiesto el soberbio virtuosismo de este dominador del teclado. En la segunda planteó su lectura con un sentido evocador de alta expresividad en el que destacó la amplia diversidad de su tratamiento rítmico ternario que le confería una contrastada fluidez a su discurso, como el ofrecido en su sinuoso recitativo central, sin dejar en momento alguno de transmitir ese sentido de cierta tristeza con el que el compositor quiso plasmar las travesuras del gracioso, personaje que recuerda a los habituales bufones de las renacentistas cortes de la nobleza española.

   Esta cualidad quedó aún más patente en la interpretación de la Segunda balada en Si menor, S.171 de Franz Liszt que tocó como segunda obra del programa. Su rico desarrollo temático lo presentó desde un contrastado virtuosismo en el que destacó un profundo sentido lírico de hondo carácter contemplativo. Su inicio cromático en la mano izquierda significó toda una muestra de poderío técnico propio de un pianismo de gran perfeccionamiento. En otras condiciones acústicas se hubiera podido disfrutar más aún de su tratamiento del pedal, tan absolutamente necesario para alcanzar la plenitud perceptiva de la exuberante armonía de su parte final, que reafirma la narrativa de toda la balada. Como alternativa romántica siguió con el Cuarto scherzo en Mi, Op. 54 Frederic Chopin en el que el pianista francés supo entrar en la intrincada estructura de sus partes extremas para cantar con verdadera delectación su precioso trío central en el que dejó constancia de un destilado romanticismo expresivo de alto nivel emocional que permitía al oyente desfrutar de los contrastes de esta obra.

   Así se llegaba a uno de los esperados momentos del recital como fue la presentación en España de la Suite para piano en Re menor de Lucas Debargue, compuesta en Croacia durante la primavera del pasado año 2024. Sus cinco movimientos, que la llevan a durar una veintena de minutos, siguen la estructura y orden de la típica suite instrumental barroca con algunos distintivos estilísticos de corte clásico y romántico incluso posteriores, que le confieren una riqueza formal de indudable atractivo. Su alto virtuosismo la hacen muy apropiada para tener un lugar relevante en un programa de altas exigencias técnicas y artísticas como el que presentaba Debargue, notando el oyente ese plus que significa la esencialidad de ser el autor el que la volvía a recrear en el teclado.

   Dos aproximaciones a la música de Domenico Scarlatti, las Sonatas K.208 y K.24, ambas en La mayor, sirvieron para completar los bises ante un entusiasmado público que supo apreciar las excelencias de este pianista comprometido con el arte musical desde un apreciable discernimiento estilístico del que destaca la natural asunción del pianismo francés, como repertorio específico que consolidará el momento dulce por el que está transitando su carrera. Quedamos expectantes a la espera de escucharle en otra ocasión a Debussy, esa piedra de toque esencial de la historia del piano. 

Foto: Samuel Pereira

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