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Crítica: La ucraniana Oksana Lyniv dirige la orquesta del Teatro Comunale de Bolonia

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Autor: Magda Ruggeri Marchetti
28 de febrero de 2022

La directora ucraniana Oksana Lyniv enarbola la bandera de su país en el Teatro Comunale de Bolonia con Alessandro Carbonare como solista

Oksana Lyniv

Una velada especial

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 26-II-2022, Auditorium Manzoni. Temporada sinfónica del Teatro Comunale. We are de Yuri Shevchenko. Adagio per archi de Samuel Barber. Concierto para clarinete y orquesta de Aaron Copland. Solista: Alessandro Carbonare. Sinfonía n.9 en Mi menor op.95 “Del nuevo mundo” de Antonín Dvořák. Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Director: Oksana Lyniv.

   En un artículo de octubre pasado sobre su presentación como directora musical del Teatro Comunale de Bolonia y primera mujer al vértice de una fundación lírico-sinfónica italiana, dábamos a conocer a los lectores de CODALARIO la excelencia profesional de la ucraniana Oksana Lyniv, así como la apretada agenda de compromisos que la refrendan. En esta ocasión, a su entrada en la sala iluminada con los colores de la bandera ucraniana, el público la ha acogido poniéndose en pie con un largo aplauso y ella ha pronunciado unas emotivas palabras: «Ahora todos somo responsables de la nueva situación porque Ucrania es el país más grande de este continente [...]. Os ruego por favor, cuando podáis, que compartáis vuestras emociones, vuestros comentarios y pensamientos en apoyo de nuestra nación. Dedico este concierto a mi familia, que vive allí, y a mi pueblo». Ha intervenido también el alcalde de Bolonia y presidente de la Fondazione Teatro Comunale, Matteo Lepore, para expresar su cercanía al pueblo ucraniano, concluyéndose la improvisada presentación con otro sentido aplauso del público. Las autoridades, los músicos y el personal de sala llevaban lazos con los colores de la bandera del país agredido, mientras la propia directora ha sustituído su tradicional faja roja con una de estos colores y desplegado la enseña patria sobre la barandilla del podio.

   Para el programa de esta velada había escogido compositores estadounidenses y músicas nacidas bajo la influencia de la estancia en el país norteamericano, pero en homenaje al país europeo agredido ha comenzado con We are, reelaboración del himno nacional del compositor ucraniano Yuri Shevchenko. A continuación hemos disfrutado de la página más célebre de Samuel Barber Adagio para cuerdas, compuesto en 1936 y estrenado en un programa de radio por la orquesta sinfónica de la NBC en Nueva York el 5 de noviembre de 1938 con la batuta del mítico Arturo Toscanini. Esta composición ha sido la banda sonora de momentos históricos del país norteamericano: el anuncio radiofónico de la muerte del presidente Franklin D. Roosevelt, la ceremonia en Ground Zero por las víctimas del ataque del 11 de septiembre de 2001, y funerales importantes como los de Einstein o J. F. Kennedy. Es también la música escogida por David Lynch en el film Elephant Man y por Oliver Stone en Platoon. La directora ha sabido resaltar la larga línea melódica confiada a los violines y reafirmada por las violas, en un crescendo que se diluye más pausadamente en un emotivo silencio.

   Lyniv ha presentado a continuación el Concierto para clarinete de Aaron Copland, músico estadounidense que lo compuso en 1948 durante una estancia en Brasil y estrenó en Nueva York bajo la dirección de Fritz Reiner, con el clarinetista Benny Goodman que se lo había encargado. En Bolonia lo interpreta Alessandro Carbonare, primer clarinete de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia que ya se ha exhibido con varias importantes orquestas y fue invitado también por Claudio Abbado en la Orquesta del Festival de Lucerna y en la Orquesta Mozart. Su virtuosismo brilla en especial en la cadencia que enlaza los dos movimientos y en el segundo donde se nota la influencia de elementos derivados de la música popular norte y sudamericana, en particular brasileña, todo ello con sabor de jazz. Su interpretación fue un dechado de técnica en los pasajes más rápidos, ofreciendo una sonoridad limpia y un control muy inteligente de la misma. El público le aplaudió y ovacionó largamente hasta obtener un bis.

Oksana Lyniv

   Para la segunda parte la directora ha escogido la Sinfonía n.9 «Del nuevo mundo», que Antonín Dvořák compuso en 1893, cuando era director del Conservatorio de Nueva York, y estrenó el mismo año en el Carnegie Hall dirigida por Anton Seidl con gran éxito. Es una página donde se nota la influencia de la cultura americana. En los cuatro movimientos se encuentran referencias a los spirituals, a la música indígena amerindia, al patrimonio folclórico de su Bohemia natal, mientras en el último retoma y desarrolla fragmentos de los temas principales de los movimientos anteriores. Fragmentos de esta sinfonía del nuevo mundo se encuentran en la banda sonora de muchas películas. La interpretación de Lyniv ha sido espléndida, resaltando los detalles y consiguiendo de la orquesta del Teatro Comunale en estado de gracia y especialmente motivada, un magnífico sonido de las cuerdas, una expresión plena y redonda de los metales, y una sublime melodía del corno inglés, de los oboes y las flautas. La emocionante velada hizo las delicias de un público entregado que estalló en una larga ovación y se resistía a abandonar la sala.

Fotos: Andrea Ranzi

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