Al poco tiempo de asumir la titularidad de la Orquesta Sinfónica y Coro de Radio Televisión Española, el uruguayo de origen austriaco
Carlos Kalmar no se cansó de repetir las razones que habían hecho la oferta de su nuevo puesto tan tentadora; la principal, el origen mismo de la OSCRTVE, de su naturaleza como formación musical ligada a la radio y televisión públicas, la capacidad para realizar grabaciones con sello propio, viajar al extranjero para difundir la música española y, claro está, la emisión en directo o diferido de los conciertos a través de las ondas. Sin embargo, a día de hoy, las cosas parecen haber cambiado preocupantemente para la institución española, hasta el punto de que se encuentra ante una de las situaciones más preocupantes de los últimos años.
Sobre la mesa, la dirección de la Corporación de RTVE ha dejado caer la propuesta de un nuevo
cambio de convenio que llevarían a la Orquesta y Coro directamente al borde del abismo. La idea trata, lisa y llanamente, de imponer un contrato laboral de fijo-discontinuo a una orquesta sinfónica. Tal y como recoge el borrador de la propuesta, se pretende que los miembros de la OSCRTVE presten sus servicios "exclusivamente durante la temporada de abonos, en régimen de trabajadores fijos discontinuos, en función de la duración anual de la temporada", la cual "abarcará de octubre a mayo". En la práctica, el hecho de que todos los componentes de la Orquesta y el Coro vayan al paro durante cuatro meses al año (teniendo en cuenta además el régimen de incompatibilidad al que están sujetos) en los que la inactividad sería total, significa si no la muerte de la orquesta en un primer momento, sí la desaparición de la misma en un plazo de tiempo relativamente corto, dejando la puerta abierta a que los profesionales abandonen un barco cuyos responsables parecen querer anegar y hundir a través de ideas tan bárbaras como es la de parar la actividad de una orquesta durante tan prolongado periodo de tiempo, algo que no se da en ningún lugar de Europa. Desde Bulgaria hasta Reino Unido, desde Croacia a Lituania, no hay un solo estado en el que se de una situación similar para las orquestas de sus radios públicas.