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Crítica: Virginia Martínez y Pablo Sainz-Villegas con la Sinfónica de la Región de Murcia

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Autor: José Antonio Cantón
24 de enero de 2023

Crítica de José Antonio Cantón del concierto de Virginia Martínez y Pablo Sainz-Villegas con la Sinfónica de la Región de Murcia

Cristina Martínez y Pablo Sainz-Villegas con la Sinfónica de la Región de Murcia

Intenso Shostakóvich

Por José Antonio Cantón
Murcia, 19-I-2023. Auditorio y Centro de Congresos ‘Víctor Villegas’. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (ÖSRM). Solista: Pablo Saínz-Villegas (guitarra). Directora: Virginia Martínez. Obras de  Joaquín Rodrigo, Dmitri Shostakovich y Joaquín Turina.

   El programa del cuarto concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia [ÖSRM] ha generado gran expectación en el público por varias razones: la popularidad de las obras de su primera parte con La oración del torero, op. 34 de Joaquín Turina y el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, como la presencia para su interpretación de una de la figuras de la guitarra en el panorama internacional como es el riojano Pablo Saínz-Villegas. En contraste a la música española, la segunda contenía la Quinta sinfonía en re menor, op. 47 de Dmitri Shostakovich, una de las obras más sustanciales de su pensamiento musical.

   Como una especie de sutil apertura de la velada, Virginia Martínez planteó la recreación de la obra del gran compositor hispalense con un gran sentido evocador, representando las emociones del autor ante los momentos previos a una corrida de toros centradas en los pensamientos del matador. Quiso dar a su ejecución una cierta orientación estoica que concentraba el sentimiento que expresan sus pentagramas, bien entendido por la sección de cuerda de la orquesta que funcionó como si se tratara de un ampliado cuarteto.

   La famosa composición de Rodrigo tenía el aliciente de un solista que la ha llevado por todo el mundo con enorme éxito. Pablo Sáinz-Villegas, acaparando toda la atención del público, inició su toque con gran prestancia técnica, emocionalidad y vitalidad rítmica, manifestaciones expresivas que la directora secundó con eficaz complacencia, aspecto éste que se percibió incrementado en el Adagio central, movimiento en el que ambos elementos concertantes encontraron un equilibrado balance donde se realzaba el nostálgico ensimismamiento que propone el compositor. El solista ofreció con gentileza su apasionado temperamento en el allegro final dejando fluir su discurso con gran capacidad de articulación staccata, efecto muy atractivo para el oyente, lo que devino en una ovación del público. Éste fue obsequiado por el solista con una versión muy palpitante de la Gran jota de Francisco Tárrega que no hizo sino incrementar el entusiasmo de la gran audiencia que se había reunido en el auditorio.

Cristina Martínez y Pablo Sainz Villegas con la Sinfónica de la Región de Murcia

   Con una lectura atenta en detalle y sobrecogedora en expresión, la titular de la ÖSRM indicó esa sensación de inquietante espera traducida en música que contiene el primer tema del Moderato que abre la Quinta sinfonía de Shostakovich, notándose una progresión en los componentes de la orquesta en la búsqueda de una mejor escucha entre ellos conforme se incrementaba la crudeza del discurso favorecido por el efectivo trazo de dirección, seco y punzante sin que así pareciera, lo que denota la exhaustiva preparación de Virginia Martínez en el estudio y la construcción de este primer movimiento en el que apuntó un determinante y bien planificado equilibrio entre un sentir romántico y cierto aire expresionista. En el segundo hizo que apareciera un grado de ironía sin perder un ápice de tensión adornado con un interesante ajuste de polifonía orquestal que tuvo su momento más brillante en la ejecución del Largo. Tanto directora como orquesta alcanzaron en su recreación un nivel de simbiosis expresiva de sincera espiritualidad, que traspasaba el puro mensaje musical para llevar al oyente a percibir los sentimientos de tristeza, pesar y abandono más lacerantes que pueden generar los sonidos organizados. Sin duda fue una ocasión memorable de la orquesta.

   Con gran empuje y determinación la directora afrontó la ejecución del Allegro non troppo final sabiendo desencadenar todo el potencial técnico, sonoro y artístico de la ÖSRM, de manera especial las secciones de metales y percusión que ocuparon toda la extensión acústica del recinto del auditorio sin llegar a saturarla. El entusiasmo se apoderó del público manifestado con un gran aplauso reflejo de la intensidad con la que músicos y directora habían transmitido a Shostakovich en una de sus obras de mayor y más hondo calado artístico.

Fotos: ÖSRM

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